Las treinta y dos personas desalojadas el miércoles por la grieta aparecida en un sótano de la calle Llull amenazan de convertirse en la gota que hace rebosar el vaso de un barrio, el del Poblenou de Barcelona, que está casi en pie de guerra contra la construcción de más hoteles en un distrito, el de Sant Martí, que trata de frenar los problemas de gentrificación que ya se han producido en la Barceloneta y el Raval a causa, principalmente, de la masificación turística.
De hecho, la aparición de una grieta en el sótano de la finca situada en la calle Llull 155, que el miércoles comportó el desalojo de urgencia por parte de los Bombers de los habitantes de tres edificios, se puede vincular directamente con la construcción de dos grandes hoteles en el solar que hay justo en frente, en la manzana que antiguamente había ocupado la rotativa del diario La Vanguardia.
Tanto es así que en la evaluación técnica que se ha llevado a cabo este jueves de la situación del inmueble afectado, el concejal del distrito de Sant Martí, Josep Maria Montaner, no ha descartado que la causa de las grietas, la desaparición de arena de nivel freático, se encuentre en la construcción de los dos hoteles. "Hay una cierta sensación que la causa puede ser el hotel", ha apuntado Montaner, que ha avisado de que, en caso de que fuera así, se debería "revisar totalmente" el proyecto y, de hecho, de momento se han paralizado las obras.
El barrio protesta
El desalojo del miércoles comportó la celebración, el miércoles por la noche, de una manifestación convocada por la plataforma Ens Plantem, que consiguió movilizar un centenar de personas para exigir la paralización de la construcción de nuevos hoteles. De hecho, en la zona son frecuentes las pintadas en contra de la construcción de más hoteles.
En el trasfondo de la cuestión se encuentra la presión urbanística que, a causa de la masificación turística en el centro de la ciudad, se está desplazando hacia otras zonas de Barcelona. En concreto en el Pueblonou y la Vila Olímpica, en este momento hay siete licencias de construcción de nuevos hoteles, algunas de ellas, según señala la plataforma Ens Plantem, adjudicadas "justo después de la derrota de Trias en las elecciones municipales", y por lo tanto antes de la moratoria de construcción hotelera decretada por Ada Colau justo llegar al gobierno municipal.
Para esta plataforma, que lucha por el paro de la construcción de nuevos hoteles, la relación entre las obras en el solar y las grietas en los edificios que hay delante por delante, se corresponden "con toda probabilidad a una relación causa-efecto". En declaraciones en El Nacional, Pere Mariné, miembro de Ens Plantem, apunta que las obras de los dos hoteles -uno de los cuales de 350 habitaciones y 15 pisos de altura- han comportado "la retirada de miles de metros cúbicos de arena", cosa que habría comportado un movimiento de "la placa freática", una teoría que coincide con la causa ya apuntada desde el ayuntamiento como provocadora de las grietas.
Mariné recuerda que precisamente en el Poblenou, "la capa freática es un tema muy delicado, porque cuando excavas enseguida encuentras agua, y si la extraes, se mueve toda la capa de los alrededores".
Rambla de paella y sangría
De hecho, la plataforma denuncia que cuando se finalicen las obras de todos los hoteles proyectados habrá al menos "12.000 plazas hoteleras" entre el núcleo histórico del Poblenou y la Vila Olímpica y por eso trabaja para paralizar los proyectos, con la intención de evitar "el desplazamiento de los vecinos por los turistas", ya que la presión originada tanto por los hoteles existentes como por los pisos turísticos, "está afectando a la gente que quiere vivir en el barrio", tanto por la importante subida de los precios del alquiler, "de un 40% por término medio", como por los cambios que ya se empiezan a experimentar en el barrio.
A modo de ejemplo, Mariné apunta que en la misma Rambla del Poblenou empieza a haber "restaurantes de paella y sangría", pensados para los turistas, que amenazan con cambiar no sólo las costumbres de la zona, sino también el tipo de gente que vive allí.
De momento, la afectación directa de un inmueble en la calle de Llull ha comportado la parada, ni que sea temporal, de la construcción de hoteles, un hito que las asociaciones locales quieren hacer extensiva a todo el distrito, antes de que éste se agriete más.