El proyecto de reforma de la ronda de Sant Antoni sólo convence Barcelona en Comú, hasta el punto que el resto de grupos del Ayuntamiento de Barcelona, incluido el socio de gobierno de Ada Colau, el PSC, ha votado a favor de paralizar el proyecto de reforma, en una evidencia más que los dos partidos que actualmente gobiernan la capital de Catalunya profundizan sus divergencias cada día que pasa. Si un día es la Superolla y otro la suciedad, este martes ha sido el futuro de la ronda de Sant Antoni, que ha llegado a la Comisión de Urbanismo de la mano del Partido Popular, que ha conseguido que todos los grupos municipales hayan cerrado filas para aislar BComú.
El proyecto de reforma, que el Ayuntamiento presentó hace una semana y que incluye, además de la retirada de la losa ya en marcha, una reurbanización que significará la desaparición del asfalto pero con la existencia de un carril bus, ha generado a lo largo de la semana importantes discrepancias, ya que varios grupos se han mostrado favorables al proyecto consensuado en 2018, que suponía el retorno parcial del tráfico, aunque no en el formato de carriles que tiene la misma ronda en el tramo no afectado. Hay que recordar que el mantenimiento de la losa que sirvió como a base del mercado provisional de Sant Antoni ha sido una fuente de problemas desde que se reinauguró el mercado.
El concejal Óscar Ramírez, del PP, ha defendido la necesidad de paralizar el proyecto de reforma "y volver a llegar a un acuerdo con los vecinos", y a su vez, la teniente de alcaldía de urbanismo, Janet Sanz, ha tenido que admitir que, efectivamente, "no hay un consenso vecinal", y por eso ha reivindicado el proyecto presentado como una manera de "recoger algunos de los consensos para que todo el mundo saliera ganando". El argumento no ha convencido nadie, ya que la propuesta del PP ha contado con el apoyo de ERC, el PSC, Junts, Ciudadanos y Valents y sólo el voto contrario de medio gobierno municipal, el representado por Barcelona en Comú.
Reprobación evidente
Todo ello ha supuesto una reprobación evidente de la política urbanística del ayuntamiento, por el hecho de que todos los grupos han reprochado la falta de "consenso político y vecinal". En todo caso, el más sangrante ha sido el posicionamiento del PSC, que por parte de la teniente de alcaldía de Movilidad, Laia Bonet, ha recordado que "el debate ya se produjo y se llegó a unos acuerdos", en referencia al proyecto del 2018 y ha recordado que las rondas internas de Barcelona siguen siendo necesarias para absorber el tráfico de Ciutat Vella.