La Ruta Azul del Bus Turístic de Barcelona tiene un punto negro, el paso por la calle de Cartagena, uno de los de más pendiente de la ciudad, y uno de los pocos espacios operativos para este tipo de vehículos -autobuses jardinera de dos pisos- para acercar a los usuarios al Park Güell en una ruta que también pasa por la Sagrada Familia y el Camp Nou. Este bus circula todos los días, excepto Navidad y Año Nuevo, en horario de 9 a 19 horas y con una frecuencia de paso de 20 y 30 minutos según la época del año, lo cual implica una media de 25 vehículos diarios, aparte de líneas de autobuses regulares, y eso ha comportado una queja formal de un vecino al Síndic de Greuges de Barcelona, que ya se ha posicionado sobre el asunto.
Según ha informado la Sindicatura de Greuges de Barcelona este jueves, en respuesta a una queja ciudadana ya se han reclamado en el Ayuntamiento esfuerzos por reducir los efectos nocivos provocados por el paso de buses turísticos a la calle de Cartagena, aunque el mismo consistorio, aprovechando la reducción del servicio a causa de la pandemia de la Covid 19 aprovechó la situación para estudiar una nueva regulación del Bus Turístic. En todo caso, el consistorio adujo que no era posible evitar el paso por la calle de Cartagena, ya que la alternativa sería la calle de Praga, mucho más estrecha y con edificios más altos, que complicarían la disipación del sonido.
De hecho, la calle de Cartagena hace veinte metros de ancho y el de Praga justo la mitad, diez, y mientras que el segundo tiene edificios altos en los dos lados, el primero solo los tiene en el lado Llobregat, mientras que el lado Besòs hay edificaciones más bajas, como el Hospital de Sant Pau, y zonas verdes como los Jardins del doctor Pla i Armengol. En este sentido, la Sindicatura apunta que la normativa en materia de tráfico y seguridad vial reconoce a los ayuntamientos la potestad discrecional para ordenar el tráfico y la circulación de vehículos y peatones en el espacio público. No obstante, la Sindicatura considera que los límites de esta discrecionalidad radican en el respeto a los derechos de ciudadanía, entre los cuales hay que destacar, en este caso, el derecho a un medio ambiente sano y el derecho al espacio público.
La queja ciudadana recibida denuncia las molestias por contaminación acústica y atmosférica que generan los vehículos de transporte turístico que pasan diariamente por el tramo de la calle de Cartagena y el síndico apunta que no se ha observado que se hayan llevado a cabo mediciones por parte del consistorio para conocer de manera objetiva cuál es el grado de afectación que sufren los vecinos de esta calle. En esta línea, el consistorio ha comunicado a la Sindicatura que, aunque actualmente no hay autobuses eléctricos en la red de bus turístico, se valora el uso de vehículos menos contaminantes y ruidosos en las nuevas licitaciones que están en proceso. Por lo tanto, el Ayuntamiento es consciente de que los autobuses que se están utilizando no son los más eficientes y sostenibles. En consecuencia, la petición explícita de la Sindicatura es la "de invertir más esfuerzos por mejorar la sostenibilidad de estos vehículos de transporte turístico, con el objetivo de asegurar la calidad de vida de la ciudadanía y su derecho a una ciudad sostenible".