La Rambla, la arteria más popular de Barcelona, tiene en el horizonte un proyecto de reurbanización que prevé una transformación que incluye medidas como la retirada de los quioscos de los antiguos pajareros, liberar al máximo el espacio del paseo central y el ensanchamiento de las aceras reduciendo al mínimo el tránsito rodado.
Ayer mismo, la Comisión de Ecología, Urbanismo, Infraestructuras y Movilidad del ayuntamiento de Barcelona aprobó el proyecto ejecutivo de obras, con un presupuesto total de 44,56 millones de euros, que contó con los votos favorables de todos los grupos —ERC, BComú, PSC, JxCAT, Cs y PP— a excepción de BCNxCanvi, que no estuvo presente.
Al lado de una serie de medidas como la potenciación de la Rambla como eje comercial —donde el comercio emblemático ya casi no existe— y cultural y la protección de las viviendas de la vía para los vecinos, uno de los ejes principales de la estrategia de reactivación es su reurbanización, con objetivos como mejorar la conectividad entre los barrios del Raval y el Gòtic y potenciar la transversalidad del eje, más allá de su carácter principalmente lineal.
Menos espacio para el coche, más para el peatón
Así, la futura Rambla reducirá el espacio destinado al vehículo y dará más al peatón. La nueva sección rodada será continua y regular a lo largo de todo el paseo, con un solo carril de circulación por lado de 3,5 m de anchura que garantice el paso de las líneas de autobús, vehículos de servicio y el acceso de los vecinos.
Esta disminución de la anchura de circulación permitirá repartir el espacio sobrante en las aceras laterales, para facilitar el paseo y el disfrute de las personas ante las tiendas y establecimientos de la Rambla. Además, el tramo central también crecerá ligeramente por los dos lados para mejorar el espacio de los peatones y las condiciones de vida de los árboles, ampliando sus alcorques.
Al lado de las aceras se situará la franja de circulación, y también un cordón de servicio reversible de 2,80 m para la carga y descarga. El paso de vehículos quedará restringido a la distribución urbana de mercancías, vecindario, vehículos de servicios y el acceso a los aparcamientos del ámbito, tal como ya pasa hoy día en sentido ascendente. También se incorporarán elementos de seguridad como pilones en los extremos y en los vados de peatones de todo el paseo, que todavía recuerda la tragedia del atentado del 17 de agosto del 2017.
Tres cruces singulares
La singularidad de la nueva Rambla se manifestará especialmente en tres espacios mayores situados estratégicamente a lo largo del eje, en tres de los cruces más singulares: el Espacio Moja-Betlem, el Pla de la Boqueria y el Pla del Teatre. Son tres grandes espacios-plaza que se configurarán de manera diferente, con plataforma única, para dar respuesta a la propia morfología del espacio, a los flujos transversales y longitudinales, a la especial relación con los principales equipamientos culturales del paseo y a la capacidad de articulación que el espacio tiene y ha tenido a lo largo del tiempo.
En el ámbito Colom-Drassanes, con la modificación del trazado de la avenida de les Drassanes, se generará un nuevo espacio urbano de llegada delante del mar conformado por un conjunto de arbolado con pavimentos verdes y drenantes que mejorarán el encuentro entre el paseo, Drassanes y Colom.