Lo que tenía que ser un espacio de juego y paseo en medio del Poblenou ha acabado convirtiéndose en una fuente de quejas hacia el Ayuntamiento. Con menos de diez días de vida, la superilla que entró en funcionamiento el 5 de septiembre ha despertado la indignación de los que tienen que usarla. Comprende el perímetro formado por las calles Badajoz, Pallars, Llacuna y Tànger y tiene como objetivo la "pacificación de las calles interiores", según el proyecto del Ayuntamiento.
Los cambios de dirección en las calles y la limitación de velocidad a 10 km/h han afectado el trabajo a los transportistas y servicios de emergencias, como ambulancias o bomberos, y también a los propios servicios municipales, como los equipos de limpieza o autobuses. La nueva distribución les dificulta llegar a su destino y, una vez lo consiguen, no tienen espacio para estacionar, ya que se ha reducido el número de aparcamientos y zonas de carga y descarga.
Los comerciantes y vecinos del barrio tampoco están contentos con el resultado. Los primeros se quejan de las complicaciones de tráfico a los accesos que pueden afectar a sus negocios y algunos clientes ya han sido multados por confusiones a la hora de aparcar. La zona, con poca población y más bien industrial, no parece que tenga mucha salida como espacio de ocio.
La indignación de los usuarios ha llegado al punto que los informadores del Ayuntamiento que trabajan sobre el terreno han recibido amenazas y han sido increpados. En medio de una de las plazas surgidas de la superilla, se ha instalado un muro para recibir las opiniones del proyecto. La mayoría de los mensajes que se recogen son quejas.
Intervención del síndic
El síndic de greuges de Catalunya, Rafael Ribó, ha decidido actuar de oficio para supervisar la gestión de esta superilla. Ribó ha pedido información al consistorio barcelonés sobre los problemas de movilidad que está generando y las medidas que tienen previsto aplicar para solucionarlos mientras no se acabe de rediseñar el espacio definitivo.
Rafael Ribó también ha preguntado cuáles han sido las quejas de los vecinos y qué grado de participación ciudadana ha tenido el proyecto, tanto antes de materializarse como después de entrar en funcionamiento
Reconfiguración urgente
Ante esta situación de caos, la teniente de alcalde de Ecología, Urbanismo y Movilidad, Janet Sanz, ya anunció ayer que el Ayuntamiento de Barcelona "está acabando de estudiar" la superilla para "reconfigurar la zona lo antes posible". Sanz recibió las críticas de los vecinos durante la presentación de las actividades que se tiene previstas que se lleven a cabo en esta zona.
"Nuestra voluntad es recoger las mejoras que nos piden a los vecinos, todo cambio cultural implica pedagogía", argumentó Sanz, que también pidió disculpas "si no se ha informado bien" sobre los cambios que ha generado la prueba piloto en el Poblenou.
A pesar de los problemas que ha generado de entrada este proyecto piloto, no ha echo retroceder al consistorio que empezará a trabajar a partir de enero de 2017 en otros distritos para implementar más superilles.