Vicenç Albert Ballester i Camps, creador de la estelada como bandera que recoge el anhelo de independencia de la nación catalana, tiene una plaza dedicada en Barcelona desde el año 2013, pero desde 2018 que no hay ninguna placa que la reconozca como tal por la sencilla razón de que el edificio que la sustentaba fue derribado. Tras cinco años en que el ayuntamiento no ha hecho ningún gesto por recuperar la placa en algún otro sitio del mismo espacio, la Fundació Reeixida ha reclamado al gobierno municipal que restituya el identificativo para seguir honrando la figura histórica de Ballester y su aportación al independentismo.

El espacio dedicado a Ballester, con la denominación oficial de 'placeta', está situado en la conjunción entre la calle Comerç y el paseo Lluís Companys, en un ensanchamiento de la calle que hasta el momento no tenía nombre. Se da la circunstancia que la placita, de dimensiones reducidas, solo tenía una placa identificativa que se situó en el edificio de los Juzgados, el cual fue derribado en el año 2018 y que, desde entonces, se ha convertido en un solar pendiente de construcción para trasladar, en el futuro, la Audiencia de Barcelona. Por lo tanto, el derribo comportó la desaparición de la placa, que cinco años después todavía no se ha recuperado.

Ante esta situación y pocos días antes de la celebración de la Diada Nacional, la Fundació Reeixida ha emitido un comunicado por medio del cual denuncia que el Ayuntamiento no haya hecho ningún trámite para recuperarla y que ante una solicitud en la web del nomenclátor de junio del 2023 solo se ha recibido "una respuesta automática de acuse de recibo indicando que ya se lo mirarían". Es por eso que desde Reeixida piden "al Ayuntamiento, al alcalde Jaume Collboni y a los grupos municipales de la capital catalana que restauren la placa en la plaza donde le corresponde", añadiendo que hay que hacerlo "con inmediatez" con el objetivo "de arraigar la memoria".

Se da el caso, además, de que el trámite para conseguir el reconocimiento de Ballester en el nomenclátor barcelonés se remonta a 1938, fecha de su muerte, cuando el ayuntamiento del momento aceptó dedicarle una plaza en un espacio adyacente a la calle Canuda aparecido por el hundimiento y derribo de casas estropeadas por los bombardeos fascistas. La victoria franquista del año siguiente hizo inviable la idea y en 1940, aquella nueva plaza fue bautizada con el nombre de Vila de Madrid, que todavía conserva. No fue hasta 2008 que se recuperaron los esfuerzos por dignificar al creador de la estelada con un espacio en la ciudad que lo vio nacer.