En la Rambla de Catalunya con la calle Còrsega, en el Eixample, hay una de aquellas excepcionalidades que hacen de Barcelona una ciudad más humana y menos adocenada y que a menudo ponen a prueba la cintura de la administración pública para permitir situaciones que, a pesar de no estar convenientemente reglamentadas, bien merecen un poco de mano izquierda. En este chaflán, una imponente buganvilla forma un arco desde el alcorque donde está plantada hasta la fachada de la floristería Maria Ponsa Flors, una bóveda por debajo de la cual pasan a los peatones, un túnel verde que más allá de una cierta función de reclamo de la floristería, se ha convertido también en un icono de esta vía pública.

Ahora, y por segunda vez desde 2018, la buganvilla corre peligro, con la posibilidad última de ser cortada. Hace unos años el problema era la ocupación de la vía pública por parte de las floristerías de Barcelona y ahora ha sido el efecto climático, ya que las últimas ventoleras han hecho decrecer la altura de paso y ha necesitado medidas urgentes para evitar molestias a los peatones. En 2018, una campaña popular ya salvó la planta, y ahora, ante la posibilidad que la solución sea cortar de raíz, ya se ha formalizado una segunda campaña para volver a salvar la planta, con una recogida de firmas que ya se acerca a las 5.000 firmas.

Maria Ponsa, propietaria de la floristería, señala en declaraciones a ElNacional.cat que la buganvilla "bajó unos veinte centímetros con la ventolera", pero que se ha podado y ahora hay una altura de paso superior a los dos metros. Ahora bien, la posibilidad, mencionada por Parcs i Jardins que habría que cortarla o hacerle una poda drástica ha llevado a la movilización para salvarla. "Las normativas tienen que existir, pero también tiene que haber excepcionalidades para que las ciudades tengan personalidad", indica, para añadir que el Ayuntamiento de Barcelona tendría que tener un "departamento de excepcionalidades" para gestionar casos como estos.

20241218 BUGUENVIL·LIA FLORISTERÍA MARIA PONSA / Foto: Montse Giralt
Recogida de firmas para salvar la buganvilla / Foto: Montse Giralt

La florista explica que ella misma la plantó la buganvilla y la cuida, y que por eso mismo, a raíz de la ventolera del siete de diciembre, avisó a Parcs i Jardins. También señala que, de momento, no tiene ninguna garantía por escrito de que no cortarán la planta, y por eso ha iniciado una recogida de firmas para salvar la planta que ya lleva "entre 4.000 y 5.000 firmas, y cada día recogemos más". "Yo la planté y la cuido, pero la ciudad se lo ha hecho suya, la gente pasa expresamente por debajo porque le da vida", afirma, para añadir que hay que lo llaman "el túnel de la felicidad".

Un proyecto para protegerla

Ante esta situación, la florista indica que ya está preparando un proyecto para proteger la buganvilla y asegurar que no dificulte el paso de los peatones: "Pido que se nos dé permiso para levantar la buganvilla, ponerle una red y asegurarla con palos en la vía pública". De hecho, con esta operación, la propietaria de la floristería cree que la planta "quedaría segura ante cualquier elemento climático". De momento, mientras prepara esta petición, sigue la recogida de firmas, con la intención de reforzar la demanda y así, tener más peso para reclamar la protección de la buganvilla de la Rambla Catalunya.