La reforma integral de la Rambla empezará el último trimestre de este 2022, tal como ha anunciado este lunes el concejal de Ciutat Vella, Jordi Rabassa. Aunque ya estaba previsto que las obras empezaran este año, todavía no se había especificado cuál sería el momento de iniciarlas, aunque todo apunta que se llegará a las elecciones de mayo con el primer tramo -el de la parte inferior-, todavía inacabado. De hecho, la reurbanización está prevista como una obra de larga duración que no llegaría a la plaza Catalunya hasta al menos el 2028, lo cual quiere decir que la finalización quedará hipotecada a los futuros gobiernos municipales -tanto el que salga en 2023 como el de 2027.
En todo caso, en el primer tramo, en la rambla de Santa Mònica entre el Portal de la Pau y la calle del Portal de Santa Madrona, las obras empezarán más allá del verano. Según Rabassa, el inicio de las obras, significará "un hito muy importante", según declaraciones recogidas por Europa Press en la presentación de la octava edición de la semana gastronómica Tast a la Rambla. Aunque ha marcado el último trimestre como el momento que se iniciarán los abres, Rabassa también ha añadido que "si puede ser antes, será antes", aunque no se prevé que pueda ser antes del verano.
En todo caso, el concejal ha reiterado su compromiso con el paseo: "Tenemos una apuesta clara para retornar la Rambla a la ciudadanía", ha insistido Rabassa sobre la transformación, que se iniciará en el tramo Colom-Santa Madrona y tendrá un presupuesto total de 44,56 millones de euros. Por su parte, y según ha recogido la misma agencia, Fermín Villar, presidente de Amics de la Rambla, ha considerado que el presupuesto "es muy escaso", por lo cual ha considerado que el inicio de las obras será muy discreto, aparte de expresar sus dudas de que todo eso arranque en el otoño preelectoral.
La futura Rambla
En línea con muchas otras intervenciones del ayuntamiento, la futura Rambla priorizará al peatón por encima del automóvil. Por eso, sólo tendrá un carril de circulación por lado, que estará destinado al tráfico local, bicicletas y buses, así como aceras más anchas y también se verá ampliado el espacio central de paseo. Además, se reubicarán los quioscos de prensa y de flores para mejorar su relación con el paseo, mientras que las antiguas pajarerías se suprimirán porque, según declaró Rabassa en su momento, dan una "oferta turística que no aporta valor en la Rambla". En la actualidad, hay un proceso judicial abierto con los pajareros, que quieren evitar su desaparición.