El ritmo constante que ha cogido la construcción del templo de la Sagrada Familia se encontrará tarde o temprano con un escollo importante. Aunque se haya recuperado la afluencia de visitantes de antes de la pandemia y, por lo tanto, los ingresos, y este mismo martes se haya anunciado la inauguración el 12 de noviembre de dos torres más y la previsión de culminar la torre de Jesús para 2026, la asignatura pendiente sigue siendo, un año más, la construcción de la fachada de la Gloria, la que da a la calle Mallorca, y en especial su acceso, ya que la Junta Constructora quiere construir una escalinata que implicaría el derribo de varios edificios de viviendas situados justo en el otro lado de la calle.

Esta cuestión se ha ido alargando con los años y solo se llegó a producir un encuentro a tres bandas, es decir, el templo, el Ayuntamiento de Barcelona y los vecinos afectados, en 2020. Desde entonces, la cuestión ha quedado congelada, pero este martes, en el marco de la presentación del estado de las obras, el director general de la Junta Constructora de la Sagrada Familia, Xavier Martínez, se ha mostrado abierto a tratar la cuestión con el gobierno municipal. "Estamos a disposición del Ayuntamiento para reunirnos y hablar del asunto", ha afirmado Martínez, apuntando, como ya lo hizo ahora hace un año, que después de la reunión de febrero del 2020, "no hemos vuelto a reunirnos, pero estamos abiertos para cuando nos lo digan".

La fachada de la Sagrada Familia por la calle Mallorca. A causa de la diferencia de altura con la calle Provença, la puerta principal queda elevada respecto del nivel de la calle / Foto: Montse Giralt

De hecho, Martínez ha indicado que desde el templo no se ha mantenido ninguna reunión con el gobierno municipal desde que Jaume Collboni ha accedido a la alcaldía. "No hemos tenido ningún contacto con el alcalde y su equipo", ha afirmado, para añadir que en el único encuentro a tres bandas, constató que "había voluntad de las partes de encontrar la solución, porque había muchas y es cuestión de sentarse y mirar cuál es mejor para la Sagrada Familia y los vecinos". Eso, sí, tal como ya se ha defendido en otras ocasiones, el punto de partida de la basílica sigue siendo el mismo, no renunciar a la escalinata. "Antoni Gaudí diseñó en su día la escalinata y es una parte a la que no renunciaremos".

Una escalinata controvertida

Aunque la Sagrada Familia defiende el proyecto y, de hecho, en junio entregó en el Vaticano un proyecto para la fachada de la Gloria, incluyendo una imponente escalinata de entrada que conduciría a una amplia plaza sobre la calle Mallorca, mientras que por debajo habría un túnel que a la vista de los vehículos y peatones se describiría la vida de la ultratumba, mostrando el infierno como un recordatorio de las consecuencias de los actos humanos, el proyecto cuenta con la oposición frontal de los vecinos, ya que comportaría el derribo de viviendas en la calle Mallorca. En esta situación, en todo caso, el tiempo corre en contra de la Sagrada Familia, porque llegará un punto que, si no se desencalla la situación, el templo podría quedar incompleto.