La basílica de la Sagrada Familia de Barcelona ha sido noticia estos días por la culminación de la torre dedicada al evangelista Marcos, que fue coronada con la figura de una cabeza de león el martes de la pasada semana y que se junta así a la torre de la evangelista Lúcas acabada en octubre, a pesar de que la figura que la corona, la cabeza de buey que simboliza a Lucas en el tetramorfo, ha dado lugar a interpretaciones taurinas bastante desacertadas. En todo caso, el pasado 30 de noviembre hubo también una efeméride relacionada con el templo expiatorio, ya que tal día como aquel del año 1925 se coronó la primera de las torres y la única que vio acabada el arquitecto Antoni Gaudí, que murió el año siguiente a consecuencia de ser atropellado por un tranvía.

La única de las torres que Gaudí vio finalizada es la que queda a la izquierda de la fachada del Nacimiento, también obra de este arquitecto, y a pesar de ser la primera de las doce torres dedicadas a los apóstoles -ya hay ocho levantados, las de las fachadas del Nacimiento y la Pasión y habrá cuatro más en la futura fachada de la Gloria-, tiene una curiosidad que se reproduce en otras dos torres: a pesar de formar parte del paquete de construcciones dedicadas a los doce apóstoles, hay tres que no están dedicadas en este grupo, sino a, por decirlo de alguna manera, a apóstoles 'suplentes'.

Efectivamente, la primera torre finalizada está dedicada a Bernabé, un santo de la iglesia cristiana que no forma parte de la docena de apóstoles, sino de la segunda categoría de seguidores de Jesús, los llamados setenta discípulos. Al mismo tiempo, en el templo expiatorio hay dos torres más que no se corresponden en ninguno de los doce apóstoles originales, la dedicada a san Matías, que es la que queda a la derecha de la fachada del Nacimiento, y la de san Pablo, todavía por construir en la fachada de la Gloria. Evidentemente, hay una razón para estas sustituciones y hay que encontrarla en la misma evolución de los sustituidos.

Judas Iscariote, el primer descartado

Si hay tres sustitutos, hay tres sustituidos, el primero de los cuales, a poco que nos fijamos, se lo ganó a pulso. Judas Iscariote, el apóstol que traicionó a Jesús a cambio de treinta monedas de plata para suicidarse a continuación, no merece, por razones obvias, una torre a su nombre en el templo expiatorio. De hecho, los mismos apóstoles escogieron a su sustituto en la figura de san Matías, el suplente que, merecidamente, tiene su propia torre en la Sagrada Familia. Conviene, además, no confundir a Judas Iscariote con Judas Tadeo, otro de los apóstoles que también tiene su propia torre, en concreto la que hace pareja con la de san Matías en la fachada del Nacimiento.

La traición de Judas Iscariote, identificando a Jesús dándole un beso / Foto: Miryam I

Juan y Mateo promocionan

Con respecto a las otras dos torres, en este caso los dos apóstoles concernidos no fueron descartados por eliminación como Judas Iscariote, sino por promoción. Su condición de evangelistas les reserva un espacio con más prestancia en el tronco central. Los dos tendrán sus propias construcciones singularizadas con las respectivas figuras del tetramorfo, el águila para san Juan y el hombre para san Mateo. Curiosamente, estas dos torres son las que todavía quedan pendientes de hacer una vez terminadas las de los evangelistas Lucas y Marcos, pero la previsión es la de darlas por finalizadas en 2023. Además, serán las torres que mirarán en dirección mar.

En todo caso, lo que es un hecho es que la construcción de las torres adelanta a un ritmo inesperado hace solo unas décadas, si las primeras cuatro torres se construyeron en el periodo 1925-1930, las siguientes cuatro, que corresponden a la fachada de la Pasión, tardaron más de cuatro décadas más, ya que se dieron por acabadas en 1976. La siguiente torre, la de la Virgen, tuvo que esperar a 2021, y este 2022 se han finalizado dos más, mientras se prevé acabar las de los evangelistas Juan y Mateo en 2023 y la de Jesús en 2026. Todavía sin calendario quedan las cuatro previstas en la fachada de la Gloria, la que cae sobre la calle Mallorca.

A la derecha, culminación de las torres dedicadas a los evangelistas -y apóstoles- Mateo y Juan / Foto: Sagrada Familia

Ahora bien, aunque las torres son la parte más destacable del templo, hasta el punto que marca un skyline de la ciudad que se modifica a medida que se levantan estas construcciones, la culminación de las torres no supondrá la finalización del templo. Al contrario, todavía queda mucho trabajo pendiente, entre las cuales la capilla de la Asunción, que se sitúa en la fachada del ábside en la calle Provença y que ya está en construcción; los cuatro pequeños claustros anexos; el futuro Baptisterio; las cubiertas de la nave central y las naves laterales; la Sacristía y los accesos subterráneos, incluido un acceso directo desde el Metro. Y todavía, la fachada de la Gloria y la polémica escalinata que tiene que darle acceso. Trabajo para unos cuantos años, todavía.