"Mi interés era la investigación del cerebro, el sistema más complejo que se conoce. Por eso estudié Biología y Psicología. Pero me dedico a la ciudad, el sistema más complejo que ha organizado la especie humana". Salvador Rueda (1953), padre de las superilles (supermanzanas) de Barcelona, tiene ganas de presentarse desconcertando, como dejando caer que su ciencia urbana tiene origen en el interés por las personas, no por las calles y los autobuses.
Las supermanzanas son la célula básica de la Barcelona que viene, según el Plan de Movilidad Urbana (PMU), aprobado por el anterior consistorio y que este mantiene. El proyecto, en resumen, ordena la ciudad en 503 supermanzanas, que liberarán de coches cerca de siete millones de metros cuadrados, unos 700 campos de fútbol. Una supermanzana reúne nueve islas en una malla 3x3. En las calles exteriores se concentran los buses y el tráfico que cruza la ciudad y en las interiores el tráfico local, limitado a 10 km/h. Sobre la red de supermanzanas corre el transporte público (como se ve en la nueva red ortogonal de bus), los carriles-bici, los espacios de uso público... Todo.
Rueda está ahora está bajo presión. La prueba piloto de la supermanzana del Poblenou, implantada el pasado 3 de septiembre, ha levantado revuelo. A los vecinos, en general, el plan les encaja. No a todos. Han visto un autobús atrapado en una calle de la supermanzana. Algunos servicios se han quejado de dificultades. Los políticos han reaccionado de forma descriptible.
La tarjeta de Rueda dice que es director de la Agencia de Ecología Urbana de Barcelona. En vivo, sin embargo, su complexión compacta, pelo y barba ralos, piel curtida, manos nudosas y vestido con pantalón y camisa beige, en un despacho con las paredes y mesas cubiertas de planos, parece más bien alguien entre Q, el inventor de los gadgets y trastos de James Bond, versión años 70, y un explorador europeo en el África del siglo XIX.
Habla de cara, la voz vestida con un fuerte acento de Ponent. Parece decidido y perseverante. Se ve que se encuentra a gusto en su piel. "Tengo una paciencia de santo. Me la ha dado la genética o Dios nuestro señor... Cuando creo en una cosa no la abandono nunca".
Rueda es amable como un negociador en una crisis. A veces huye de la conversación y hay que hacerlo regresar. Remarca algunas respuestas conteniendo la voz, que se hace más gruesa, mientras se acompaña con gestos más intensos. Su despacho es una sala luminosa cerca del Moll de Pescadors. La puerta permanece abierta durante toda la entrevista. Los que pasan a pedirle alguna cosa lo hacen con un punto de distancia, entre el respeto y la deferencia.
En 1976, Rueda cambió el estudio del cerebro por Gresol, la escuela autogestionaria de una cooperativa de viviendas. "Todo se decidía entre profesores, padres y alumnos. Sólo diré que en el instituto vecino, público, de los alumnos que entraban al bachillerato sólo un 6% llegaba a la universidad y de los nuestros lo hacía el 93%. Una pasada". Aquellos años post-68. "Con padres y alumnos monté una placa solar térmica para calentar el agua. Todo con materiales reciclados. También un huerto de agricultura biológica donde reprodujimos las leyes de Mendel, una universidad popular con más de 300 seminarios...".
¿Funciona, la supermanzana del Poblenou?
Como una seda. Ahora [en la Agencia] hemos hecho un plan para mejorar algunas cosas y el Ayuntamiento también hace el suyo.
¿Qué cosas?
Cambiar la posición de los pilones [los palos de plástico que protegen los carriles bici, denominados "sevillanos" porque unos son verdes y blancos (como el Betis) y otros rojos y blancos (como el Sevilla)], acercar las paradas de autobús y mejorar su frecuencia de paso, incorporar unas cuantas plazas más de carga y descarga...
¿Por qué estas pifias?
En el plano original, los "sevillanos" no estaban. La Guàrdia Urbana propuso añadirlos para seguridad de los niños. La idea es buena pero, al añadirlos, estrechamos los giros interiores en la supermanzana. Ahora bien, el autobús no debe pasar por dentro de la supermanzana, donde quedó atrapado. Pasa por la via exterior. El conductor de aquel bus venía de vacaciones y puso el piloto automático. A los chóferes ya les habían explicado cuál era la nueva ruta pero éste siguió su antigua línea por instinto. Es una anécdota. Le puede pasar a cualquiera.
¿Y la ambulancia que llegó tarde a atender a un enfermo?
La empresa tenía la información sobre la supermanzana. El conductor tenía que saberlo. Son anécdotas de los cambios. Siempre pasa. Al cabo de cuatro días todo el mundo lo sabe pero al principio cuesta un poco.
Quizás ha faltado explicarlo casa por casa.
Ya se está haciendo. De todo se aprende. Es lo que decía Ricard Martínez [concejal de ERC en Gràcia de 2003 a 2007], con quien hicimos las supermanzanas de Gràcia. En una hubo manifestaciones, motivadas por comercios que hacían circular entre los vecinos que no podrían acceder a los parkings. ¡Ricard hizo 85 reuniones nocturnas con los afectados! Ahora, esa superisla [entre Torrent de l'Olla, Torrent de les Flors, Travessera y Providència] es una maravilla. La otra está en torno a Rius i Taulet y el proyecto es extenderlas a todo el distrito. Funcionan. Ves a los niños jugando en la calle, ya está.
¿Por qué la prueba piloto del Eixample se hace en el Poblenou?
Por dos razones. Una porque ya se había hecho el proceso de participación ya se había hecho entre los vecinos de la supermanzana de al lado. Estaban enterados. Aquí hay pocos residentes y las fricciones son menores. En segundo lugar, porque aquí el tráfico es una variable que no influirá. La calle Pere IV está cortada y las interiores mueren en Rambla del Poblenou que es casi peatonal. La calle Tànger, que limita la supermanzana por arriba, es la de más tráfico y la única que conecta directamente con el centro, tendría el mismo tráfico con o sin superisla. Este era un lugar seguro, sin riesgos en términos de movilidad. Tiene cierta presión de tráfico en la calle Badajoz, donde hay un cuello de botella debido a las obras de Glòries, pero la tendría igualmente sin la supermanzana.
¿No es poco representativa del Eixample?
Queríamos ver cómo funcionan los nuevos giros del tráfico dentro de la supermanzana, qué tipo de señales, vallas, pilotes teníamos que instalar... La movilidad, la variable que puede hacer mucho daño si la prueba no funciona bien, no es problema aquí. Podíamos ensayar todo aquello que está vinculado a los elementos estructurales. Queríamos ensayar la movilidad, no el urbanismo.
Las actividades que se han hecho en las plazas recuperadas en los cruces parecen propaganda hecha con extras.
Queríamos mostrar las posibilidades creativas de un grupo de de estudiantes de arquitectura, que dieron esos usos a las plazas. Después ya vendrá la solución urbanística. A nosotros eso no nos interesa tanto como la solución de movilidad en sí misma. De hecho, yo propondría que se aplicara toda la solución de movilidad de una tacada si es posible. No puedes hacerlo porque hace falta hacer antes procesos de participación intensos, como sabemos, y más ahora.
¿Los vecinos han dicho la suya?
Este plan de movilidad (PMU) ha pasado por dos años y medio procesos de participación. ¡Dos años y medio! Esta supermanzana y las vecinas figuran en el PMU aprobado en el 2015 por el equipo de Convergència. Si algún proyecto ha tenido participación es este. En el plenario del distrito [de Sant Martí] se ha explicado dos veces, hubo un proceso de discusión... Yo mismo estuve una vez explicándolo. Si no va nadie es otro problema.
Quizás es un procedimiento insuficiente.
Hace falta ir persona por persona, familia por familia. Si no, es como si no hubieras hecho nada. Pero esta supermanzana la hemos hecho con alumnos [de cinco escuelas de Arquitectura], con las asociaciones de vecinos, con la Taula Pere IV, con las empresas del Poblenou Urbanístico, las del 22@ Network [entidades del barrio] y con todo el mundo que se dejaba. Todo eso de que improvisamos es una... chorrada. Resolveremos todos los problemas de manera que todo encajará: las necesidades de los vecinos, de los empresarios, de todo el mundo. Una vez probada se podrá extender.
¿Cómo se extenderà?
El grado de extensión dependerá de los procesos de participación, de su duración y de la voluntad política. El gobierno [local] ya ha comprometido once millones de euros. Si lo hacemos, liberaremos casi siete millones de metros cuadrados en Barcelona. ¡Es la operación de reciclaje urbano más importante del mundo! Sin tirar ni una casa y con un coste ridículo.
¿Cuánto cuesta?
La supermanzana del Poblenou ha costado 50.000 euros en pintura y señales. Hacer girar la circulación de esta manera nos permite transformar los cuatro cruces interiores en cuatro plazas sólo con pintura. Pero da igual. Pon 100.000, 150.000 euros... Es como la reorganización de la red de autobuses. Cuesta doce millones de euros. Esta nueva red de autobuses informa la red de supermanzanas. Coinciden al ciento por ciento. Las supermanzanas no las ha informado el coche, sino los autobuses urbanos.
¿Cuántas supermanzanas caben en Barcelona?
Quinientas tres.
¿Qué sentido tienen? ¿No estamos bien ya?
El único derecho que ahora tenemos en la ciudad es el de desplazarnos. No podemos hacer nada más. Piense que tenemos una bicho de una tonelada que nos pasa al lado a velocidades inhumanas. Si uno te atrapa, te aplasta. Por lo tanto, mientras exista este bicho, en el espacio que ocupa no puedes hacer nada más. Sólo moverte por la acera. Es decir, lo máximo a lo que se puede aspirar en este estado de cosas es a ser peatón. Yo propongo pasar a ser un ciudadano. El ciudadano es aquel que puede utilizar el espacio público en la ciudad, la casa de todos. Una urbanización con espacio para llegar al parking... no es espacio público, es espacio urbanizado donde no pasa nada. En la ciudad, el espacio público permite incorporar nuevas actividades. El intercambio, el recreo, la cultura, la expresión y democracia al estilo griego... además del desplazamiento.
¿Este plan no tiene una motivación más material, más medible?
Claro. En 1987, cuando era jefe técnico de medio ambiente del Ayuntamiento de Barcelona, hicimos el mapa de ruidos de la ciudad. Más del 50% de la gente de Barcelona vivía en una calle que superaba los 65 dBA, que es el límite admisible de ruido. Es decir, por debajo de esta cifra, dos personas a un metro de distancia pueden hablar y entenderse sin levantar la voz. Es una medida de comunicación en la ciudad. Si el ruido ambiental supera los 65 dBA tienes que empezar a gritar y eso te irrita. Una de las cosas que sabemos del ruido es que funciona a todo o nada: si pasan coches, siempre está por encima de 65 dBA.
¿A pesar de las mejoras en los vehículos?
Da igual. Si hay coches, el ruido ambiente supera los límites. Por el motor, por el rozamiento de los neumáticos... Para que el ruido sea admisible hace falta buscar una solución que permita mantener organizada la ciudad y disponer los coches en vías que nos deje liberar el 70% del espacio urbano. Eso lo conseguiremos con un 11% menos coches.
¿Este cálculo es del año 1987?
No, no. Es actual. Antes no teníamos los simuladores. Yo lo decía pero... ¿quién se atrevía a actuar? Ahora no, ahora puedo enseñar las simulaciones y caes de espaldas. Lo tenemos medido, todo. Calle que sacamos, la montamos en el simulador a ver qué pasa: dónde se atasca el tráfico, dónde no... Ahora tenemos que eliminar el 21% de coches.
¿No era el 11%?
Para acabar con el ruido. Pero hay que reducir otra variable, que es el nivel de contaminación, responsable de la muerte prematura de 3.500 personas cada año. Y hay que resolver estos problemas manteniendo la ciudad organizada, sin que colapse. El Plan de Movilidad basado en supermanzanas plantea cuáles son las variables decisivas, las más condicionantes. En este caso es la contaminación. La contaminación no tiene secreto: tantos tubos de escape, tanta contaminación. Por lo tanto, hey que reducir coches. A nosotros nos va bien para que las supermanzanas funcionen. Es decir, reducimos el ruido, reducimos el nivel de contaminación, reducimos los accidentes de tráfico... ¿Sabes cuántos accidentes graves por kilómetro y año se producen en la derecha del Eixample?
No.
Pues 35.
¿Graves?
Con lesionados. Quiere decir que tiene que venir una ambulancia. Trein-ta-y-cin-co. ¡Es muy fuerte! Tenemos que resolverlo. Por tanto, este plan tiene que ser seguro, sostenible, eficiente y equitativo.
¿Equitativo?
Sí, tienes que permitir que todo el mundo lo disfrute por igual. La nueva red de autobuses es equitativa porque permite la misma frecuencia de paso del autobuses en cualquier punto de la ciudad. Buscamos que todo el mundo tenga el mismo servicio, la misma calidad de espacio público, de transporte público, etcétera.
Las superislas desplazan tráfico a otras calles. ¿Qué elementos o estrategias de movilidad no privada hace falta añadir para garantizar esta sustitución sin afectar a la movilidad?
Ahora se hace el proceso participativo para implantar la red ortogonal de autobuses, que será seguramente el año que viene. La red nueva circulará por las vías que delimitan las supermanzanas dando un servicio de alta frecuencia, en torno a los 5 minutos, al 99% del barceloneses. Todos tendrán el mismo servicio y una parada a menos de 300 metros de su casa. Por otra parte, se están construyendo 200 km más de carril bici. Se desarrollará una nueva política de aparcamiento, según el PMU. Todo eso tiene que permitir reducir el número de vehículos en circulación en un 21% para situar los niveles de contaminación por debajo de lo que marca la ley.
Las vías básicas de las supermanzanas, adonde se traslada el tráfico ¿no serán muy ruidosas? ¿Eso no hará perder valor a las viviendas del exterior de las superimanzanas?
La estrategia para reducir los impactos del ruido está relacionada con la reducción del tráfico; aplicar asfaltos sonorreductores que dejan el ruido a la mitad como mínimo. El concejal del distrito, Josep Mª Montaner, explicó en el debate del viernes 16 en la superisla que se destinarán inversiones para aislar los cierres de fachada para reducir, todavía mes, el ruido en el interior de los edificios, a la vez que permitirán un ahorro en el consumo energético de las familias.
¿La del Poblenou no es la primera supermanzana?
La primera es de 1993: Princesa-Marqués de l'Argentera, Laietana y Passeig Picasso, en el barrio de la Ribera. La zona se caía a pedazos. El presidente de la asociación de vecinos y comerciantes perseguía a la gente para decirles "no cierres la puerta". Mire como está ahora. Todo eso tenemos que extenderlo para que esa calidad urbana esté en todas partes.
¿Se expulsó gente que vivía allí? ¿Desaparecieron comercios de siempre, sustituidos por tiendas pijas? ¿Esta gentrificación puede pasar en el resto de supermanzanas?
Hubo un cierto desplazamiento, sobre todo de actividades. Tiendas que venían con mucho dinero desplazaron a servicios del barrio: la pastelería, la carnicería... Las tiendas de dinero acuden porque el número de personas que circula por la calle es enorme... Esas tiendas pagan por este flujo de gente. La calle es su mejor publicidad. Para evitar este impacto hay que extender el plan de modo que no haya diferencias, es decir, una mejora sustantiva de un lugar con respecto a otros. Todos tienen que disfrutar de la mejor calidad urbana. Para eso trabajamos.
¿Desde 1993 no se aplicaba la idea de las supermanzanas?
Vuelve en 2005, cuando redactamos el plan de movilidad urbana de Gracia basado en supermanzanas. Lo empieza [Ferran] Mascarell y lo remata Martínez. Mascarell le había propuesto antes al alcalde Joan Clos desarrollar las superislas en el ámbito del Foro de las Culturas de 2004. Hacerlo desde el Foro, por el Poblenou, subir por Passeig de Sant Joan y cubrir entre Aragó y Gran Via hasta plaza Espanya. Propone hacerlo provisionalmente, para visualizar una exposición que se llamaba "Habitar el Mundo". No se animaron a hacerlo.
¿Por qué se paró entre 1993 y 2005?
Porque los equipos de movilidad del Ayuntamiento siempre han sido, hasta hace poco, pro-coche. Es un tema cultural. Eso dura hasta que se marcha Joan Clos. Xavier Trias se sentó está en esta mesa tres o cuatro horas y yo le expliqué la idea. Cuando vio las simulaciones quedó pasmado. Lo acompañaba quien para mí tenía más visión de su equipo, Eduard Freixedes [entonces concejal de movilidad]. Trias se lo cree y por eso se hace el PMU.
¿Este nuevo ayuntamiento ha cambiado la idea de las supermanzanas?
La ha abrazado al 100% y quiere aplicarla. Esta [del Poblenou] es la primera supermanzana del Eixample. Es muy complejo. Las que vienen serán mucho más fáciles porque ahora ya sabemos qué elementos tenemos que resolver. El Ayuntamiento no hará más supermanzanas si no estamos seguros de que todas las cosas encajan.
¿Qué plazo tiene este plan?
El año que viene empezarán en ponerse en marcha otras superislas. Todavía no sé cuándo. La voluntad es clarísima.