Centenares de personas se han manifestado ante la sede del distrito de Sant Andreu para protestar contra el nuevo sistema de recogida de residuos en el barrio implantado por el gobierno de Ada Colau.
Este nuevo modelo, que empezó a funcionar el lunes pasado, consiste en recolectar la basura por diferentes franjas horarias según su tipología - orgánica, reciclables, papel y cartón y rechazo -, ya ha provocado el malestar entre algunos vecinos y han pedido una rectificación a la administración pública.
Aumento de la suciedad en las calles
Sin embargo, en tres noches de funcionamiento los vecinos han constatado que solo genera más suciedad en las calles, ya que las bolsas que no cumplen la normativa no solo no son recogidas sino que los servicios de limpieza las dejan en el mismo lugar con un adhesivo que reprocha al vecindario un supuesto comportamiento incívico.
Es por este motivo que un colectivo de vecinos ha organizado la protesta, en la cual se han podido ver pancartas contra la alcaldesa y reivindicando el sistema tradicional de reciclaje.
A grito de "fuera de Colau" algunos de los participantes han enganchado en la puerta de la sede las bolsas de basura que habían quedado en las calles después ser rechazadas por el servicio de recogida para no cumplir con la normativa establecida.
Este sistema puerta a puerta, que ya funciona en el casco antiguo de Sarrià desde octubre del 2018, entró en funcionamiento el lunes al cuadrado delimitado por las calles Grande de Sant Andreu, Riera de Sant Andreu/Rubén Darío, Avenida Meridiana y Passeig de Fabra y Puig/Rambla Once de Septiembre.
Según el ayuntamiento afecta a 5.857 domicilios y prevé una segunda fase, que tendría que empezar el 18 de octubre y que ampliará la zona afectada, llegando hasta 11.602 viviendas, donde viven 27.845 vecinos y hay 1.154 actividades comerciales.
Retirada de contenedores y horarios estrictos
Aunque el 5 de abril pasado se inició una campaña informativa, el nuevo sistema no ha cuajado y de momento cada mañana el barrio se despierta con muchos desperdicios que no han sido recogidas, lo cual hace aumentar los problemas de pestes y la posibilidad de que aparezcan roedores que extiendan los restos.
De momento, varios usuarios de las redes han denunciado situaciones tanto que han provocado la indignación de la vecindad. Un ejemplo es la escena que se produjo hace dos días en la plaza de les Palmeres cuando un grupo de ancianos tuvieron que hacer cola con bolsas llenas de pañales esperando el servicio de recogida previsto a aquella hora -destinado para los envoltorios de bebés como de personas mayores-, un hecho que puede resultar motivo de vergüenza para los afectados.