Después de un 2021 puramente testimonial, este 2022 la villa de Gràcia ha podido recuperar la fiesta de Sant Medir con toda su amplitud. Aunque en el pasacalle matinal sólo han participado dieciséis de los veinticuatro grupos habituales, no han faltado los millares de caramelos que han sido repartidos con fruición por todos los rincones de este barrio barcelonés en honor a san Medir y a la promesa que hizo el panadero Josep Vidal i Granés de ir cada año en romería hasta la ermita del santo, situada en Collserola. Pequeños y grandes han podido celebrar la fiesta en un ambiente que ha recuperado el espíritu del 2020, cuando todavía se pudo hacer la fiesta, pocos días antes del confinamiento a mediados de marzo.
Los caballos son muy importantes en Sant Medir, y tienen una importante función en el reparto de caramelos / Sergi Alcàzar
Escolares con bolsas esperando los caramelos, una estampa habitual de Sant Medir / Sergi Alcàzar
Las tradiciones cambian y evolucionan con el tiempo, e incluso tienen orígenes no tan claros como los que a veces se quieren explicar. Sant Medir es un claro ejemplo, ya que las investigaciones más recientes ponen en duda muchas las fechas y razones que se habían dado para justificar la fiesta, pero más allá de la investigación historiográfica, lo que queda es la fiesta, los pasacalles de los grupos que se pasean por toda la villa de Gràcia, conformados normalmente, por una parte, de percusiones en frente, hombres y mujeres a caballo y después, y, según la capacidad de cada uno, carros de caballos o bien camiones motorizados.
Protagonistas, los caramelos
En todo caso, los verdaderos protagonistas de la fiesta son los caramelos que reparten jinetes y amazonas, y también desde las carrozas y los camiones. Los escolares, desde los más pequeños hasta los más grandullones, esperan la llegada de los grupos con bolsas de plástico, mochilas abiertas e incluso papelinas de cartulina, todo con un único objetivo, recoger el máximo de caramelos posibles. Los adultos no se quedan atrás y, a menudo, son los que van más preparados para recoger caramelos. Y tampoco lo pasan nada mal los políticos que se han podido ver en el balcón de la sede del distrito, entregados también al lanzamiento de caramelos.
Los más pequeños tienen espacios asignados y cerrados para poder disfrutar de la fiesta en primera fila / Sergi Alcàzar
Los niños participan de la fiesta con un objetivo claro, recoger el máximo de caramelos / Sergi Alcàzar
Las calles quedan llenas de caramelos, símbolo de la fiesta de Sant Medir / Sergi Alcàzar
Después del pasacalle de la mañana, la función se repetirá por la noche, con nuevos paseos y nuevos repartos de caramelos, todo para revivir una tradición que desde mediados del siglo XVIII llena por un día las calles de Gràcia de caramelos y alegría. Y como la fiesta no es exclusiva de esta villa, todavía hay que estar pendiente de cómo se vive la celebración en Sant Cugat del Vallès y en los barrios barceloneses de la Bordeta y Sant Gervasi de Cassoles. Fiesta y alegría para todos, que de quebraderos de cabeza todo el mundo tiene los suyos, y más en un contexto bélico como el actual.
Imagen principal: Uno de los momentos más habituales de la fiesta, gente de todas las edades esperando recibir caramelos de los participantes / Sergi Alcàzar