En la calle Aribau de Barcelona, entre la Travessera de Gràcia y la calle Moià, se levanta un edificio imponente, de estilo historicista, levantado en 1931. Visto desde fuera parece más bien un inmenso edificio de oficinas, y de hecho lo es en la actualidad, pero no lo fue originalmente. Situado en el número 230-240, se trata del Edificio David, conocido sobre todo por las galerías que hay en la planta baja y que lo conectan con la calle Tuset y la Travessera de Gràcia, pero en este caso, nada es lo que parece, porque más allá de la zona comercial y el célebre 'drgustore', este inmueble tiene algunas sorpresas inesperadas.
Lo primero que sorprende de este edificio, que forma parte del circuito habitual de inmuebles visitables en el marco del Festival de Arquitectura 48 Open House, es saber que a pesar de su apariencia exterior, su primer uso no fue el de oficinas, sino el de aparcamiento y taller de coches. Por eso, a pesar de no tener la tipología externa de parking, la estructura del edificio incluye una rampa helicoidal que sube hasta la octava y última planta. Y como actualmente todas las plantas superiores están acondicionadas como oficinas, la característica más curiosa del inmueble es que se puede acceder hasta la puerta de la oficina, esté situada en la planta que sea, con el vehículo propio.
De hecho ahora el acceso es restringido, aunque algunas motocicletas suben hasta la octava planta
Bien, de hecho ahora el acceso es restringido, aunque algunas motocicletas suben hasta la octava planta. En todo caso, lo que es sorprendente es que a pesar de los años que han pasado desde la construcción del edificio, a cargo del arquitecto Ignasi Mas Morell, se haya mantenido la estructura de la rampa, todavía hoy perfectamente funcional. Ahora bien, todo tiene un sentido histórico, porque si una cosa une a David con un sector comercial, más allá de las galerías actuales o del célebre 'drugstore', es el de los taxistas. Y es que el edificio fue, en sus tiempos de gloria, un inmenso aparcamiento de taxis.
Bajadas de carretones de hace un siglo
Para llegar a los taxis, en todo caso, hay que hacer un poco de historia, que empezaría a principios del siglo XX, cuando los hermanos Armangué se aficionan a los 'down-cars' también denominados 'cyclecars' y que no son muy diferentes de las actuales bajadas de carretones. Es decir, vehículos no motorizados con volante que competían en bajadas pronunciadas solo a base de gravedad, velocidad y destreza. Esta afición hacía furor en la Barcelona de principios del siglo XX y las bajadas desde el Tibidabo eran de las más importantes. Evidentemente, igual que pasa ahora, aquellos vehículos solo tenían un problema, que tenían que ser remolcados hasta el punto de partida de la carrera.
Los coches se llamaron David por la célebre escultura de Miguel Ángel, ya que una pequeña reproducción de la misma lucía en la parte frontal
Y del problema a la solución, motorizar los vehículos no motorizados, primero solo con el propósito de subir hasta el punto de salida, pero finalmente, convirtiéndose en coches con pelos y señales. Así fue como nació el primer coche David, bautizado con este nombre por la célebre escultura de Miguel Ángel, ya que una pequeña reproducción de la misma lucía en la parte frontal. La fábrica se instaló en el Poblenou en 1914 y el sueño se va medio paralizó en 1917 cuando Josep Maria Armangué murió en accidente. Pero solo fue un fin a medias, porque la empresa, ahora en manos de los hermanos Moré, la reorientaron a la fabricación de taxis con una concepción vertical del negocio, es decir, no solo los fabricaban, sino que también los explotaban.
Y como la flota cada vez crecía más, pronto surgió la necesidad de habilitar, en un lugar más céntrico de la ciudad, un gran aparcamiento para los taxis, que además diera servicios de taller de reparación. Según indica la web del mismo edificio, en 1931 se inauguró el edificio, "una obra emblemática de inspiración industrial y aspecto neoclásico inspirada en la llamada escuela de Chicago". Dicho de otra manera, que no desentonaría nada si lo hubieran levantado en la Via Laietana. De la necesidad del edificio habla bastante el hecho de que la flota de taxis superó el millar de vehículos.
De aparcamiento a oficinas
Ahora bien, en el año 1942 se tomó la determinación de parcelar el edificio y destinarlo a oficinas, convirtiéndose en "el único edificio de oficinas al cual los clientes podían acceder a cada una de las plantas con su propio vehículo a través de una rampa". Y por eso el edificio es como es, un garaje reconvertido de ocho plantas, a las cuales se llega por una rampa inscrita en un cilindro de 21,20 metros de diámetro y donde, en la octava planta, son mayoría los estudios de arquitectura y diseño gráfico o industrial. Además, todas las oficinas tienen luz natural, ya sea con ventanas exteriores a la calle Aribau o, por el otro lado, al interior de isla. Y evidentemente, ¡hay ascensor!
El inmueble es también conocido por haber sido sede del célebre 'Drugstore David' en los bajos
Ahora bien, aunque lo más sorprendente de la historia del edificio es el paso de gran aparcamiento a oficinas, aunque actualmente todavía hay plazas de parking en los sótanos y en el interior de manzana, el inmueble es también conocido por haber sido sede del célebre 'Drugstore David' en los bajos. Esta es otra parte de la historia que empieza en 1969, cuando los bajos se habilitan para galerías comerciales, un uso que todavía mantiene en la actualidad, pero con la diferencia que justo lo hizo en el momento de la eclosión de la calle Tuset como punto de encuentro de la llamada 'Gauche divine' como revulsivo cultural e ideológico a la agonía tardofranquista.
Es en este contexto que en 1973 las galerías adoptan el nombre de Drugstore David, una referencia generacional barcelonesa gracias a sus horarios de cierre de madrugada como el Frankfurt que se convirtió en punto de reunión ineludible de la noche. Con el paso de los años, el célebre Drugstore, así como todo el ámbito de la misma calle Tuset, dejaron de ser un referente del ocio para dar paso a unas galerías comerciales más corrientes, que son las que se encuentran en la actualidad, eso sí, con documentadas explicaciones históricas en los paneles informativos que se pueden encontrar en los pasillos de acceso.
Sorpresa en el interior de manzana
Entre una cosa y otra, el Edificio David no es el que parece, pero todavía reserva una sorpresa más en el interior de manzana... que guardaremos para otra ocasión, porque tiene se trata de una historia con bastante entidad para ser incluida en una Barcelona siempre chocante, donde hay lugar para contemplar el Guernica de Picasso en su emplazamiento 'original', visitar una cochera prefabricada en la falda de Collserola, disfrutar de un templo neoclásico en el corazón del Eixample, admirar la belleza de un rascacielos brutalista, descubrir que al lado del Palau de la Música hay otra joya modernista, jugar a encontrar el dragón escondido de la obra más catalanista de Gaudí o comprobar cómo una cisterna histórica reconvertida en equipamiento público está en completo desuso.