Secretos escondidos, curiosidades poco conocidas o detalles que pasan desapercibidos al transeúnte poco atento. Los libros que revelan las singularidades de Barcelona son un filón de nuevos descubrimientos para los amantes de la ciudad. Y uno de los que sabe de eso es el periodista y escritor Xavi Casinos, que en su nuevo libro difunde una sesentena más. Se trata del tercer volumen de su serie 'Barcelona secreta' (Viena Edicions, 2022), una nueva aportación al anecdotario ciudadano que se suma a sus anteriores obras 'Barcelona. Històries, curiositats i misteris (2016); 'Barcelona secreta' (2019) y 'Barcelona secreta II' (2020).

Recogiendo misterios, anécdotas y curiosidades, algunas de más conocidas que de otros, Casinos establece un picoteo de aquellas pequeñas Barcelonas que a menudo no salen a las grandes guías, en un volumen de lectura ágil a partir de textos breves y concisos que dan la nota justa y precisa de circunstancias de la ciudad en las cuales los vecinos y visitantes no siempre reparan, o bien, reparan tanto que ya no ven ninguna excepcionalidad en objetos concretos y cotidianos, aunque todo tiene su historia y su interés, porque basta con que se explique con un mínimo de gracia.

Los arcos del acueducto afloraron en los años ochenta / Sergi Alcàzar

El gran anuncio publicitario del mochuelo en la azotea del inmueble situado en la Diagonal, 372, en la triple confluencia con el paseo de Sant Joan y la calle Mallorca; la farola art-déco de arriba del todo de la rambla de Canaletes, justo en el paso de peatones que lleva a la plaza de Catalunya; la Fuente de Hércules del paseo de Sant Joan con Còrsega, un monumento viajero que es la estatua decana de la ciudad; o los cuatro arcos visibles del antiguo acueducto romano en la plaza Vuit de maig, son ejemplos de elementos cotidianos al alcance de todo el mundo que a menudo no son apreciados como elementos de valor ni se conoce la historia que les precede.

Secretos inaccesibles

En la otra cara de la moneda, en 'Barcelona secreta Volum III' también hay espacio para secretos de muy difícil acceso: el inodoro del campanero de la catedral, una instalación imprescindible para evitar subir y bajar escaleras ininterrumpidamente; la cripta del Hotel Oriente de la Rambla, que todavía conserva restos de nichos mortuorios; la enigmática cisterna del Park Güell, un depósito de aguas pluviales bajo la sala hipóstila tan de Gaudí como la columnata superior; o la casa de muñecas del Putxet, una casita de obra para juegos infantiles de los años treinta situada entre bloques de pisos en la calle de la Costa.

Falange del dedo de Pedro Calderón de la Barca conservada en el Institut del Teatre, junto con el acta notarial de 1840 que asegura la autenticidad / Institut del Teatre

Entre tantos capítulos comentando historias poco conocidas por el gran público también hay sitio para pequeños objetos, como el hueso de dedo de Calderón de la Barca, conservado en el Museu de l'Institut del Teatre; la piedra de Santa Eulàlia, que según la leyenda le servía a la pequeña cristiana para subir a su asno; la ménsula con la efigie de un hombre africano que luce en la fachada gótica del palacio de la Generalitat en la calle del Bisbe; las marcas de origen militar que delimitaban las manzanas de casas de la Barceloneta; o las hojas de marihuana que se pueden ver, si uno se fija bien, en el monumento a Colón del Portal de la Pau.

El mochuelo de la Diagonal ha pasado de reclamo publicitario a patrimonio ciudadano / Sergi Alcàzar

Todavía otro bloque de artículos puede ser el que componen algunas curiosidades que explican por qué Barcelona es como es y también como habría podido ser, como el proyecto de Eixample de Rovira i Trias, estampado en el suelo de la plaza graciense que lleva el nombre de este arquitecto y urbanista; el pasaje de las Manufactures, entre las calles de Trafalgar y Sant Pere Més Alt y vestigio más notorio del peldaño o diferencia de niveles en que está dividido el llano de Barcelona desde la Trinitat hasta la plaza Universitat o los restos de las escaleras mecánicas de la Exposición Universal de 1929 en Montjuïc, reaprovechadas para el servicio del Metro.

Las escaleras del pasaje de las Manufacturas, muestra visible del peldaño de Barcelona / Sergi Alcàzar

Todo ello constituye un compendio de historias de Barcelona o, dicho de otra manera, de historia de las Barcelonas que se han ido sucediendo a capas y que, de forma a veces evidente pero a menudo imperceptible, han ido constituyendo una serie de reflejos del pasado en los cuales, de sopetón, podemos mirarnos al espejo, para recordar que como ciudad, somos lo que hemos sido.

Imagen principal: El pasaje de las Manufactures, entre las calles Trafalgar y Sant Pere más Alt / Sergi Alcàzar