La propuesta que lanzó la semana pasada el Síndic de Greuges de Barcelona, David Bondia, de habilitar espacios para hacer 'botellones' pero evitando que se conviertan en 'botellódromos', se convirtió en un malabarismo de difícil comprensión que provocó muchas reacciones contrarias, tanto desde el mismo gobierno municipal -Collboni la tildó de "ocurrencia"- como de la oposición -Artadi mostró su "incredulidad"-, como el sector del ocio nocturno -la patronal del ocio nocturno Fecalon lo calificó "de ocio 'low cost' de mala calidad"-. Con todo, Bondia ha mantenido su propuesta y ha considerado "falta de respeto" a las críticas recibidas.
Este lunes, el Síndic de Greuges barcelonés ha reafirmado su propuesta de habilitar espacios para hacer 'botellón' en la ciudad y ha señalado que le parece una "falta de respeto institucional" tildarla de ocurrencia o despropósito, y ha pedido a los políticos que lo han criticado que no desacrediten a la sindicatura. "No nos arrepentimos de nada de lo que hemos dicho, hemos dicho que tendríamos que fomentar una conveniencia entre el derecho al ocio y el derecho al descanso y hemos propuesto muchas alternativas", ha añadido, y ha recordado que después de conocer la propuesta, el conseller de Interior de la Generalitat, Joan Ignasi Elena, aseguró que aunque todavía no la había leído creía que hay que ir por este camino.
Bondia también ha insistido en que nunca han dicho que fomentaran los 'botellones', sino que han hecho propuestas para poder gestionarlos, sobre todo teniendo en cuenta la convivencia vecinal, según él. "La idea era erradicar y tomar medidas preventivas para evitar los riesgos porque entendemos que es un riesgo consumir alcohol de manera desmesurada y por eso proponíamos el tema de que hubiera instituciones dentro de estos espacios que pudieran advertir de los riesgos, hacer pedagogía", ha argumentado.
Puntos lila, espacios antirracistas y servicios de información en drogas
Bondia hizo esta propuesta después de haber analizado el fenómeno del 'botellón'. Según la sindicatura, habría que habilitar espacios que tendrían que contar con todos los servicios necesarios para un ocio nocturno con estándares de "seguridad, información y confianza". Eso se traduce, como recoge el estudio presentado por la misma Sindicatura, en el acceso rápido a servicios sanitarios; puntos lila, espacios antirracistas y servicios de información en drogas; lavabos públicos; sistemas de recogida de basura; abonos o descuentos por el uso del taxi compartido y un acceso fácil al transporte público, pero todo evitando la calificación de 'botellódromo', un extremo de difícil comprensión.