Ada Colau está de mal fario esta semana. A los fiascos del tranvía por la Diagonal y la multiconsulta se añade otro enredo. La Plataforma de Afectados por la Superilla del Poblenou (PAS-P9) presentará entre abril y mayo una demanda contra el Ayuntamiento de Barcelona "para obligarlo a rectificar esa decisión [la implantación de la superilla en el mencionado barrio], irregular desde el punto de vista legal y también desde el punto de vista democrático", según dice la Plataforma en una nota.

Este sábado, y cada domingo hasta el 27 de mayo, la PAS recogerá firmas de adhesión a la demanda, que pretende que el juez declare la de nulidad de todas las actuaciones de implantación de la superilla. En fecha marzo del 2017, el Ayuntamiento había invertido en la operación 409.000 euros y tenía previsto invertir otros 1,2 millones más.

Situada entre las calles de Badajoz, Pallars, Llacuna y Tánger, la superilla es una prueba piloto del proyecto para reformar la trama urbana de Barcelona. Desde los primeros días ha suscitado quejas de los vecinos. La eliminación de aparcamientos, los cambios de recorrido de los autobuses y la restricción al tráfico han cargado de vehículos las calles que cierran la superisla y ha dificultado el acceso a los comercios y talleres de la zona, dice la PAS.

"Tras 20 meses desde que se implantó, el Ayuntamiento sigue con su posición de no negociar nada, ni con los vecinos ni con el resto de grupos municipales, lo cual hace imprescindible el procedimiento judicial," añade la nota.

Ausencia de participación

La PAS aduce la ausencia de participación vecinal previa a la implantación, y ell menosprecio a la consulta organizada por los vecinos afectados tras la implantación. La consulta, organizada por la PAS en mayo de 2017, preguntaba: "Está de acuerdo con este proyecto de superilla implantado en el barrio"?. El 87% de los votantes marcaron el 'no'.

La demanda también alega que "se ha alterado la planificación urbanística vigente (el Plan| 22@) sin cumplir los trámites legales requeridos para hacerlo", como el informe previo de la Comisión Territorial de Urbanismo.

Los vecinos también se quejan de "la afectación negativa para la inmensa mayoría de residentes, comerciantes, empresarios y paseantes". El desplazamiento del tráfico y su concentración en las calles perimetrales y periféricas de la superilla "provoca colapsos circulatorios en horas punta; incrementa la contaminación acústica y la contaminación atmosférica", según la PAS, que no ha aportado cifras concretas de esos incrementos, como tampoco de la "caída de la facturación y beneficios" de "la mayoría de comercios, empresas y negocios" del barrio.

 

Consulta: 87% no

La Plataforma ya pidió formalmente al Ayuntamiento, en enero del 2017, que parara el proyecto y pactara una solución con los vecinos. La solicitud iba acompañada de más de 4.000 firmas contra la superilla. También había pedido, sin resultados, que el Ayuntamiento organizara la consulta de mayo siguiente.

Las superilles son la célula básica de la trama urbana de la Barcelona que viene, según el Plan de Movilidad Urbana, aprobado por el anterior consistorio, presidido por Xavier Trias. Básicamente, el plan ordena la ciudad en 503 superilles, que liberarán de vehículos cerca de siete millones de metros cuadrados, unos 700 campos de fútbol.

Cada superilla une nueve islas en una malla 3x3. Las calles exteriores concentran los buses y el tráfico que atraviesa la ciudad, y los interiores el tráfico local, limitado a 10 km/h. Sobre la red de calles exteriores debería correr el transporte público, la nueva red ortogonal de bus. El objetivo del plan es ganar espacio para los peatones y reducir ruidos, contaminación y accidentes.