Un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico destaca las supermanzanas de Barcelona como un modelo a seguir para hacer las ciudades más accesibles, seguras e inclusivas "para todas las edades". Según el organismo internacional, la transformación de calles y plazas en espacios para peatones, como son las supermanzanas, beneficia a especialmente los niños y las personas mayores. Dos colectivos que a menudo tienen dificultades para moverse en espacios dominados por los coches. El documento también subraya que aspectos como la redistribución del espacio público, la reducción del tráfico y la creación de zonas verdes y lúdicas, que ganaron relevancia durante la pandemia de la Covid-19, han ayudado a mejorar la vida en comunidad. La OCDE también pone como ejemplo la Barcelona Health Hub, una asociación sin ánimo de lucro que impulsa la innovación en salud digital y su transferencia al sector sanitario.
Un urbanismo para todas las edades
El sistema de supermanzanas de Barcelona, que forma parte del Plan del Juego en el Espacio Público y del programa Protegemos las escuelas, "ha sido implementado con la intención expresa de garantizar beneficios para todas las edades", señala el informe. Este no solo se fija en la limitación del tráfico motorizado al perímetro de los edificios, sino que dos de los 36 indicadores que miden el programa de supermanzanas son específicos para edades: la superficie creada para juegos infantiles y la proporción de usuarios mayores de 65 años y menores de 14 con respecto a la población de entre 15 y 64 años.
En este sentido, aunque Barcelona tiene una población más joven de la que tienen las zonas rurales catalanas, y cada vez atrae más población joven, el informe alerta que las ciudades también están envejeciendo rápidamente. Desde el 2000 el porcentaje de personas de 65 años o más ha ido en aumento a todas las aglomeraciones urbanas de los 35 países miembros de la OCDE con datos disponibles. Esta franja de población pasará del 20,9% en el 2020 al 27,9% en el 2040 en 29 de los países miembros del organismo.
Tres áreas de acción
Para poder avanzar hacia ciudades más inclusivas para todas las edades, la OCDE propone medidas en tres grandes áreas de acción: estrategia, recursos y coordinación. El informe recomienda que las autoridades competentes prioricen una planificación urbana flexible e inclusiva, bajo los criterios de diseño universal que tengan en cuenta las necesidades específicas dependiendo de cada edad y que impulsen vivienda asequible y accesible tanto para la gente joven como para las personas mayores. También apuesta para destinar más recursos económicos públicos y privados, que sirvan para desarrollar soluciones adaptadas para todas las edades y para detectar las necesidades de cada uno de los grupos de edad. Por último, el documento también defiende que la coordinación entre gobiernos, así como la participación directa de la ciudadanía –especialmente niños y personas mayores–, es esencial en la toma de decisiones relacionadas con el urbanismo.
Estimular la "silver economy"
La organización también ha puesto como ejemplo la Barcelona Health Hub, una asociación sin ánimo de lucro que impulsa la innovación en salud digital y su transferencia al sector sanitario. Concretamente, señalan que la inversión en soluciones digitales para la salud pueden estimular la economía vinculada al envejecimiento, conocida como "silver economy". Este modelo se basa reducir costes sanitarios y generar puestos de trabajo para jóvenes formados en tecnologías digitales. Por ejemplo, la salud móvil (mhealth) podría ahorrar hasta 99.000 millones de euros en gastos sanitarios en la Unión Europea y aportar 93.000 millones al PIB europeo si se estimula el uso, según datos citados por el OCDE.