La localización de restos arqueológicos puede ser un descubrimiento histórico o un quebradero de cabeza, según el punto de vista de cada uno. De entrada, todo resto patrimonial se merece el derecho de ser conservado, pero esta cuestión puede chocar frontalmente con los planes previstos en los solares donde se encuentran. Los aparcamientos subterráneos seguramente tienen el dudoso honor de ser los destructores arqueológicos número uno, y de esto podemos encontrar ejemplos en abundancia, uno de los cuales sería lo que se hizo en la plaza Comercial de Barcelona, justo ante el Mercado del Born, donde se destruyeron restos de la ciudad de 1714 muy similares a las que se han conservado justo dentro del recinto del mercado. En Calella (Maresme), una solución de compromiso ha permitido conservar parte del yacimiento romano del Roser, eso sí, con un supermercado encima.

Este martes, 1 de agosto, la cadena de supermercados Aldi abrirá su primer establecimiento en Calella, en un solar situado justo al lado del Hospital Comarcal de Sant Jaume de Calella. Se trata de un espacio donde al principio de este siglo se proyectaron bloques de pisos, pero los primeros hallazgos arqueológicos, de época romana, pararon el proyecto, y a pesar del proyecto de hacer un jardín arqueológico en el yacimiento, llamado del Roser-Mujal, finalmente todo quedó congelado y el ayuntamiento habilitó el espacio como aparcamiento para los usuarios del hospital hasta que en 2018 tomó forma el proyecto de construir un supermercado y, en paralelo, el temor a que los restos desaparecieran.

Seis años después, el temor de desaparición ha quedado desvanecido, aunque no necesariamente a gusto de todo el mundo y con un futuro todavía por concretar, pero con el establecimiento comercial a punto de levantar la persiana por primera vez, queda patente que los restos se han podido conservar y, en una visita la víspera de la apertura, tanto Aldi como el Ayuntamiento de Calella han mostrado el resultado del acuerdo que permitirá tener en el futuro un equipamiento cultural que englobe los restos conservados, que pertenecen a una quinta romana del siglo I después de Cristo, dedicada a la construcción de ánforas.

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Los restos arqueológicos de la quinta romana del Roser de Calella han quedado preservados en una planta de sótano dedicada en exclusiva al yacimiento / Foto: Montse Giralt
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El establecimiento Aldi anunciando su apertura. La rampa de la izquierda permite el acceso al yacimiento, aunque en el futuro se prevé que la entrada principal esté justo en el espacio reservado bajo el cartel / Foto: Montse Giralt
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Imagen del yacimiento a principios del 2022, todavía sin la construcción del edificio que contiene el nuevo supermercado y que una entidad vecinal quería parar / Foto: Plataforma per la dignificació de la vil·la romana de Calella

Hay que tener presente que las obras provocaron un importante movimiento de protesta entre el vecindario, porque aunque la preservación de los restos arqueológicos siempre estuvieron en consideración por parte de Aldi y el Ayuntamiento, a medida que se avanzaba en los trabajos de excavación se hacía evidente que el yacimiento tenía mucha más importancia que la que se había previsto en un primer momento. Eso comportó la articulación de un movimiento contrario a la construcción del supermercado, con la constitución de la Plataforma per la dignificació de la vil·la romana de Calella, que quería ir más allá de la previsión de meter los restos dentro de la zona de aparcamiento y reclamaba parar la obra del supermercado y que, una vez terminado el proyecto, lamenta que se haya "fragmentado el yacimiento, porque los muros de contención del supermercado han cortado el conjunto", según apunta el portavoz de la plataforma, Joan Juhé, en declaraciones en ElNacional.cat.

"Nuevo equipamiento cultural"

A pesar de la campaña de la plataforma, finalmente Aldi y el Ayuntamiento de Calella llegaron a un acuerdo que, según el alcalde, Marc Buch (Junts), permitirá que "Calella tenga un nuevo equipamiento cultural", que, en todo caso, se visualizará en un futuro todavía por determinar. De momento, lo que se ha hecho ha sido preservar los restos y dotarlos de un acceso independiente del establecimiento comercial, de manera que, en un futuro, se pueda musealizar y abrir al público. O como afirma Alexandre Pagès, responsable de expansión de Aldi, "hemos recuperado el yacimiento arqueológico de las ruinas romanas del Roser".

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De momento, los restos solo se pueden observar desde una balconada que, además, no estará abierta al público a la espera de que en el futuro se abra el espacio musealizado / Foto: Montse Giralt
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El alcalde de Calella, Marc Buch (centro), atiende las explicaciones de Alexandre Pagès (derecha), responsable de expansión de Aldi, en visita al nuevo establecimiento / Foto: Montse Giralt

En todo caso, aunque el yacimiento, o cuando menos, una parte de él, haya sido preservado, todavía queda mucho trabajo por hacer. Por una parte, está pendiente la cesión por parte de Aldi del sótano con los restos al ayuntamiento, y de la otra, que la administración pública pueda sacar adelante una segunda fase de prospecciones arqueológicas -ya ha licitado un presupuesto de 75.000 euros para hacerlo- y, a largo plazo -"mirada larga", según Buch- dar forma a todo el yacimiento como equipamiento cultural abierto a la ciudadanía. De hecho, de momento los restos no se podrán visitar y la reja que permite el acceso estará cerrada al público, pero la intención es que en unos años el proyecto tome cuerpo y finalmente se abra a las visitas.

Aunque la plataforma opositora ha tildado en redes la solución final como "templo de la vergüenza" y ha lamentado que los restos queden "invisibilizados", tanto el ayuntamiento como Aldi se han mostrado convencidos de que en un futuro habrá un museo donde se podrán visitar los restos convenientemente contextualizadas en lo que Pagés ha definido como "ejemplo de colaboración público-privada que pone en valor el patrimonio histórico del municipio" y Buch como un "proyecto de máximos" que verá la luz en el futuro. De momento, sin embargo, lo único cierto es que los restos se han preservado encapsulados en un sótano sin contextualizar y que el supermercado Aldi entra en funcionamiento con una sala de ventas de 1050 metros cuadrados y aparcamiento para 74 vehículos. Para de aquí unos años, si todo va como está proyectado, justo debajo del supermercado habré el flamante Museo Romano de Calella. Eso sí, sin el visto bueno de todos los vecinos, porque "la construcción del Aldi ha pasado por delante de la consideración del conjunto del yacimiento", según lamenta Juhé.