La ejecución de un desahucio en la Casa Orsola, inmueble de la calle Consell de Cent con Calabria que se ha convertido en el ejemplo claro de los problemas de especulación y gentrificación que se vive en aquellos espacios ciudadanos que se han visto alterados por la irrupción de los Ejes Verdes, la también llamada Supermanzana del Eixample, se ha vivido este lunes con momento de tensión y fricción entre los Mossos d'Esquadra y una cincuentena de ciudadanos que se han reunido para tratar de evitar el desahucio, cosa que finalmente no han podido evitar. En medio de un fuerte despliegue policial, que ha incluido más de una decena de furgonetas de los Mossos d'Esquadra, la comitiva judicial ha llevado a cabo la ejecución del desahucio hacia las 11 de la mañana.
El desahuciado ha sido a un joven de 22 años, de nombre Pau, que hace un año ocupó uno de los pisos de este edificio, la Casa Orsola, que se ha convertido en símbolo de la resistencia vecinal ante el intento de la nueva propiedad de echar a todos los vecinos para convertido rehabilitar el edificio y comercializarlo como viviendas de lujo. Ante la amenaza de desahucio, que en una primera ocasión tenía que tener lugar el 4 de octubre, pero fue aplazada, la Red de Vivienda de la Izquierda del Eixample ha convocado una concentración, que ha aglutinado medio centenar de personas en apoyo a Pau.
Según ha explicado Albert, portavoz de la Red de Vivienda, los Mossos d'Esquadra han echado los concentrados de delante de la puerta, entre empujones y golpes, para facilitar el paso a la comitiva judicial. Desde fuera, con la calle de Calabria cortada al tráfico, los concentrados han expresado su oposición a los hechos entre cánticos y consignas. Finalizado el desahucio, el portavoz de los concentrados ha asegurado que, a pesar de la ejecución, "no hemos bajado la cabeza", y ha hecho un llamamiento a seguir resistiendo a los desahucios. Acto seguido, los concentrados se han desplazado, a pie, hacia el Raval, donde había previsto otro desahucio.
Símbolo de la resistencia
La Casa Orsola, situada al chaflán de las calles Consell de Cent y Calabria, en el Eixample de Barcelona, se ha convertido en la punta del iceberg de los problemas de vivienda en la ciudad de Barcelona, una vez fue comprado por un fondo de inversión que ha iniciado un proceso para echar a los vecinos a medida que se agotan los contratos de alquiler vigentes con la intención de convertir el inmueble en pisos de alquiler temporal. La pacificación de la calle en el marco de los Ejes Verdes ha incrementado la presión sobre los precios de las viviendas en calles como este de Consell de Cent, incrementando el problema.