Entre el 7 de mayo de 1978 y el 28 de noviembre de 2023 hay una distancia temporal de 45 años, 6 meses y 21 días, pero en el caso del barrio de Torre Baró de Barcdelona no queda tan claro que hayan pasado casi cinco décadas, porque buena parte de las reclamaciones del año 1978 persisten en la actualidad. Ahora que la primera fecha, la de 1978, está en boca de todo el mundo gracias al estreno de la película El 47 y el hecho de que el secuestro de un autobús por parte de Manuel Vital marcó un punto de inflexión de una lucha vecinal que ya hacía años que duraba, es un buen momento para repasar la singularidad, a todos los niveles, de un barrio que en la segunda fecha, la del 2023, estrenaba luces de Navidad inspiradas en el barrio, entre los cuales no pasaba desapercibido un lema muy peleón: Torre Baró existe y resiste.

Una ojeada al mapa sitúa el barrio de Torre Baró en un extremo de Barcelona, en el distrito de Nou Barris, ubicado entre el barrio vecino de Ciutat Meridiana, el nudo de autopistas de entrada/salida a la ciudad desde Montcada, y la sierra de Collserola. Aparte de Ciutat Meridiana, el resto de barrios adyacentes, Vallbona, Trinitat Nova, Roquetes y Canyelles quedan separados, el primero por las autopistas y el resto por la montaña. Todo ello hace de Torre Baró un espacio periférico y con pocos elementos que inviten a la visita para los no residentes, entre los cuales se puede citar el mismo castillo de Torre Baró -un edificio de aspecto medieval, pero construido en el siglo XX y que se apropia del nombre de la desaparecida residencia del Baró de Pinós; los restos del sistema de acueductos que traían agua a Barcelona desde Dosrius, y para los senderistas y ciclistas, caminos como el de la Font Muguera y el paseo de les Aïgues, además de la renovada zona deportiva del Campillo de la Virgen, una intervención reciente incluida en el Pla de Barris.

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El Castillo de Torre Baró es uno de los puntos de interés del barrio. A pesar de su aspecto de castillo medieval, se trata de una construcción del siglo XX / Foto: Europa Press

Ahora bien, lo que más destaca de Torre Baró es su fisonomía, que al mismo tiempo es producto de su historia. A diferencia de Ciutat Meridiana, que fue construida a partir de grandes bloques residenciales construidos a destajo y de ínfima calidad durante el desarrollismo franquista, Torre Baró se destaca por la existencia de residencias unifamiliares esparcidas por la falda de Collserola, hecho que hace que sea un barrio extenso, de 176,8 hectáreas -para comparar, la superficie del Raval es de 110 ha-, y poco poblado, con 2.795 habitantes y una densidad de 16 habitantes por hectárea, cuando la densidad al conjunto de Barcelona es de 164 hab/ha.

Datos idílicos que enmascaran la realidad

Ahora bien, estas cifras, que por sí solas podrían parecer idílicas, engañan, porque enmascaran la realidad. La mayoría de edificaciones se hicieron por el sistema de autoconstrucción por su población, mayoritariamente proveniente de las grandes olas migratorias de otros puntos de la península Ibérica durante las décadas de los años 50 y 60 del siglo pasado, en una zona montañosa que se tradujo en calles empinadas, falta absoluta de servicios y edificaciones precarias y a menudo construidas de forma alegal. De este caldo es de donde nace un activismo vecinal que fructificó en varias acciones, desde la movilización social que generaría la creación de una entidad -e incluso, una identidad- nueva en Barcelona, el actual distrito de Nou Barris, hasta hechos puntuales, como el secuestro de autobuses.

De hecho, el estreno de El 47 ha servido para que los barceloneses fijen los ojos en Torre Baró, pero en los mismos vecinos la película ha generado una sensación ambivalente, por una parte, la alegría porque el cine refleje aquel hecho histórico y les sitúe en el mapa, y de la otra, el hecho de que algunos de los problemas persisten cincuenta años más tarde. "Nos emocionamos con la película, pero en el bus de vuelta al barrio después de la première la idea general es que tampoco hemos cambiado tanto", apunta Valeria Ortiz, presidenta de la Associació de Veïns de Torre Baró. En declaraciones a ElNacional.cat, esta dirigente vecinal apunta que todavía hoy, el barrio sufre "una falta de mantenimiento bestial".

Hay que tener en cuenta que el barrio tiene dos partes muy diferenciadas, la zona baja, donde se concentran los servicios -CAP, escuelas, biblioteca, estación de tren y de Metro (L11)- y las pocas tiendas del barrio y la zona alta, donde, según apunta el activista vecinal -además de defensor de los derechos LGTBI- José Martínez, "no hay farmacia, ni supermercado, ni horno de pan". Todavía más, aunque El 47 explica un episodio histórico para conseguir transporte público, Martínez, también en declaraciones a este medio lamenta la situación actual, donde el coche sigue siendo imprescindible a pesar de la falta de aparcamiento en unas calles marcadas por la montaña: "No hay ningún tipo de transporte nocturno" apunta, mientras que Ortiz recuerda que el actual servicio de bus a demanda se tendría que convertir en una línea regular", que complemente la línea 182, que conecta con la plaza de Virrei Amat.

"Es surrealista que esto pase en Barcelona"

Ahora bien, más allá del transporte, el barrio acumula problemas, y uno que destacan de la asociación vecinal es el "robo de cables", una constante que hace que el alumbrado público funcione a precario con una instalación que todavía depende de palos de madera cuando en la práctica totalidad de la ciudad ya está soterrada. "Es surrealista que esto pase en Barcelona", apunta Ortiz, que lamenta que "se ha normalizado que nos quedamos sin luz en las calles cada vez que hay una tormenta" o que los robos de cable supongan pasar "cuatro o cinco noches a oscuras", situación a la que añade la aparición de plagas, desde ratas hasta jabalíes.

Y es que Torre Baró es un barrio de montaña que comparte problemas con otros similares, pero que además, queda en la vertiente oculta de Barcelona, encarado al Vallès, de manera que Martínez reclama que "el ayuntamiento mire hacia Torre Baró", al mismo tiempo que se pregunta que "si ahora Barcelona mira hacia el mar con la Copa América de Vela, ¿cuándo será el momento de que mire hacia la montaña?" al tiempo que reclama que el consistorio tenga más atención para las personas mayores del barrio y resuelva también los problemas de regularización de las viviendas: "Nos deniegan subvenciones para hacer lavabos adaptados porque las viviendas no están regularizadas", pone como ejemplo.

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Zona deportiva del Campillo de la Virgen, remodelada en el marco del Pla de Barris / Foto: Europa Press

Por su parte, Arnaldo Gil, miembro del Arxiu Històric de Roquetes - Nou Barris y buen conocedor de la historia de este barrio, recuerda que el episodio del secuestro del 47 por parte de Manuel Vital no fue el único, "pero sí el mejor documentado". De hecho, durante los años setenta se produjeron secuestros de autobuses en varios barrios, como Roquetes, Trinitat Nova y también en Sant Genís dels Agudells y en otros municipios como Santa Coloma de Gramenet. Ahora bien, tanto la película como la realidad constatan, según Gil, que "el Ayuntamiento no actúa igual en el centro de la ciudad que en el extrarradio".

"El problema que hemos tenido siempre en Nou Barris" continúa Gil en declaraciones a ElNacional.cat, es que "las actuaciones aquí siempre son como de segunda", y con respecto a Torre Baró, considera que "siempre ha sido una barriada muy olvidada", en especial la zona alta, donde "continúan los problemas de falta de aceras o de cableado". "La película refleja que la gente levantó el barrio con sus manos" añade Martínez, además de señalar el importante papel histórico "de la gente catalana que alfabetizaba a la gente de Torre Baró", pero también sirve para "decir que continuamos olvidados".

"Torre Baró ha tardado muchos años en ser Barcelona y sacarse la etiqueta de suburbio", apunta Gil desde una vertiente histórica, mientras que Ortiz, desde el punto de vista del presente, reclama "más mantenimiento", insistiendo en problemas concretos, como la retirada de árboles caídos y revisar las zonas de mallas que evitan desprendimientos de la montaña. Con todo, todos coinciden en el hecho de que la película El 47 los ha situado en el punto de mira. "Estamos aquí, existimos y tenemos muchas demandas, y la película nos dará mucha luz", señala Ortiz. De momento, el lema de las luces de Navidad sigue vigente.

Xavier Marcé: "El problema de Torre Baró es de planificación urbanística"

Con todo, la visión del estado actual del barrio de Torre Baró no sería completa sin tener en cuenta la actuación del gobierno municipal. En este sentido, el concejal del distrito de Nou Barris, Xavier Marcé, destaca, en conversación telefónica con ElNacional.cat, que la película El 47 ha ayudado a hacer entender que Barcelona “tiene muchas dimensiones sociales”, y que en la misma ciudad existen “las periferias”, de modo que el filme pueda “ayudar a romper esta dificultad de moverse desde el centro de la ciudad hacia los barrios periféricos” además de señalar que lo que se explica en el film “es el reflejo de un momento real de un contexto predemocrático en el que se logró un nivel de dignidad y mejoras en los barrios”.

Asimismo, Marcé apunta que el principal problema de Torre Baró es el de la “planificación urbanística”, ya que se trata de un espacio de montaña que se fue colonizando sin planificación previa, lo que comporta el resto de problemas, como por ejemplo la falta de regulación de parte de las edificaciones o la ausencia de aceras o espacios para que pueda circular el transporte público de forma más efectiva. Por eso mismo, el concejal del distrito defiende la necesidad de abordar desde el Ayuntamiento la "replanificación general del barrio para hacerlo todo más ordenado", teniendo en cuenta que mientras esto no llega, se van haciendo actuaciones, como la urbanización de la parte baja del barrio y que la propia replanificación tiene su "complejidad" al tratarse de un barrio que se adentra en la sierra de Collserola y "es difícil hacer un plan para un barrio de montaña consolidado".

En cuanto a temas concretos, Marcé señala que se están resolviendo los problemas de apagones en viviendas y que también "estamos encima" de los problemas de robo de cable: "Estamos soterrando el cableado", apunta, aunque hay que llegar acuerdos con las empresas suministradoras y dedicarle tiempo. También se trabaja en resolver problemas de transporte público aunque señala que "el bus a demanda es eficiente". Asimismo, pone el ejemplo de zonas de aparcamientos creadas apuntando a que tampoco es sencillo hacerlas, ya que a menudo se trata de “terreno de Collserola”. "Es el barrio más complejo desde este punto de vista", señala el responsable del distrito de Nou Barris.

Todo ello hace que, para Marcé, "el problema de fondo" sea la necesidad de reformular el Plan Metropolitano para "favorecer la mejora de la calidad de las viviendas y definir los espacios expropiables para mejorar espacios públicos como aceras", señalando que en el conjunto de Nou Barris, “las reivindicaciones de los barrios son fundamentales” y que, precisamente, la película El 47 ha supuesto “un plus de conciencia de barrio”. Y también que el resto de barceloneses tengan conciencia de su existencia.