El corazón del Eixample, más allá de pruebas piloto en la zona de Sant Antoni, verá cómo se reconvierte en una zona más verde y sin tanta presencia del vehículo privado a partir del mes de junio, cuando empiecen las obras para reconvertir cuatro calles, Consell de Cent, Girona, Rocafort y Comte Borrell en ejes verdes siguiendo el Modelo Superilla Barcelona. Las tres primeras calles fueron pacificadas a golpe de urbanismo táctico durante la pandemia del coronavirus, con una importante reducción del espacio destinado al vehículo privado, mientras que el cuarto ya tenía las aceras ensanchadas de una intervención muy anterior.
Una vez terminados los proyectos ejecutivos de los cuatro ejes verdes, el Ayuntamiento de Barcelona ha dado a conocer este jueves los principales detalles de la ejecución de las obras y del resultado final. La intención es empezar a trabajar en el mes de junio, con una duración prevista de ocho meses, de manera que la transformación entera estaría terminada a principios del 2023. De hecho, será una más de las obras que tendrán plazos de finalización poco antes de las elecciones municipales previstas en mayo del 2023, como la anunciada reforma de la Via Laietana, cuya primera fase debería estar terminada hacia abril del 2023.
Ni asfalto ni adoquines
La intención del consistorio en las actuaciones en las cuatro calles es eliminar el asfalto, un indicador claro que también quiere eliminar hasta donde sea posible el uso del vehículo privado, pero no se reintroducirán los adoquines como pavimento de las calles, aunque en algún momento se había contemplado esa posibilidad. Finalmente, la intención es utilizar losetas y granito como pavimentación principal, pero dando protagonismo al verde, que pasará a ocupar del 1% al 12% de la vía, con la plantación de más de 400 árboles nuevos y 7.930 m² de especies arbustivas y vivaces, en unas calles que serán 100% accesibles y de plataforma única.
Además de los cuatro ejes, es decir, las cuatro calles 'supermanzanizadas', habrá cuatro plazas verdes en medio de lo que hasta ahora eran encrucijadas transitadas del Eixample en los puntos de confluencia de las cuatro vías afectadas, es decir, en los cruces de Consell de Cent con Girona, Comte Borrell y Rocafort, más una cuarta con Enric Granados, calle que ya estaba pacificada al tráfico con aceras anchas -al precio de una superpoblación de terrazas de bares-. Aparte de estas plazas, que quieren convertirse en espacios cívicos y de actividades, el consistorio prevé también la creación de 31 placitas nuevas en el resto de cruces, que serán reurbanizadas con lugares de estancia y espacios de juego infantil.
52 millones de presupuesto
El objetivo del gobierno municipal es el de alcanzar una transformación urbana que se complementa con otras actuaciones, algunas ya en marcha y de otros de previstas, como las intervenciones en la avenida Meridiana, la Via Laietana, la calle de Pi i Margall, la conexión del tranvía por la Diagonal y el nuevo proyecto para el 22@, anunciado también esta misma semana. Ahora, queda aprobar los proyectos por parte de la Comisión de Gobierno y acto seguido se licitarán las obras para poder empezarlas en junio, con la previsión de acabarlas el primer trimestre de 2023. Los trabajos contarán con un presupuesto de 52,7 millones de euros –48,2 para los ejes y 4,5 para las plazas–, y permitirán ganar 58.000 m² de espacio público recuperados en el asfalto.
Todos estos cambios comportarán que los vehículos privados queden en un segundo plano, perdiendo el protagonismo actual. De hecho, dentro de estas calles convertidas en ejes verdes sólo se admitirá la circulación de vehículos a baja velocidad, 10 km/h, con la intención de que sólo sean utilizados por vecinos, servicios y vehículos de emergencia. El objetivo, según el ayuntamiento, es que los ejes verdes sean calles pensadas para las personas, no para los vehículos. Además, se considera que esta renovación favorecerá las compras en el comercio de proximidad, aunque hay estudios divergentes sobre esta cuestión con respecto a la supermanzana de Sant Antoni.
Finalmente, esta transformación, que estará terminada antes de las elecciones municipales, pretende ser sólo la primera fase de un horizonte 2030 que fija la creación de 21 ejes verdes (33 km) y 21 plazas que generarían 33,4 hectáreas de espacio para peatones y 6,6 de verde urbano. Es decir, una de cada tres calles del distrito será un eje verde y cada vecino y vecina tendrá uno de estos ejes o una plaza a 200 metros de su casa. Lo único cierto pero es que esta primera fase estará acabada dentro de este mandato. Más allá, las urnas decidirán la continuidad de una transformación fuertemente discutida.