La Comisión Europea y la Fundación Mies van der Rohe han dado a conocer la lista de 40 obras seleccionadas para ganar el Premio de Arquitectura Contemporánea de la Unión Europea – Premio Mies van der Rohe 2022, un galardón que se otorga cada dos años a las obras realizadas durante los dos años anteriores y excepcionalmente, esta vez, 2,5 años. Los principales objetivos son alcanzar una comprensión profunda de la transformación del entorno construido; reconocer y divulgar la excelencia y la innovación en la arquitectura; y promover la importante contribución de los arquitectos en el desarrollo de nuevas ideas con el apoyo y participación de los usuarios y habitantes de los nuevos espacios.
En esta edición fueron nominados 532 proyectos y finalmente el jurado ha elaborado una selección de 40, que incluye tres obras en Barcelona y dos más en el resto de Catalunya, en una elección que incluye también cinco obras de Austria (Neustift im Stubaital, Wiener Neustadt, Linz y 2 en Viena); 5 más están en Francia (Guécélard, Romainville, Saint-Jean-de-Boiseau y 2 en París); 3 en Bélgica (Bruselas, Gante y Hasselt); 3 en Alemania (todas en Berlín); 3 en el Reino Unido (Helensburgh y 2 en Londres); 2 en Dinamarca (Ebeltoft i Ribe), 2 en Finlandia (Helsinki y Vantaa), 2 en Polonia (Oświęcim i Rybnik) y 2 en Portugal. Con una obra se encuentra la República Checa (Praga), Grecia (Amaliada), Hungría (Budapest), Italia (Turín), los Países Bajos (Tilburg), Noruega (Stavanger), Rumania (Bucarest) y Eslovenia (Ptuj).
El 16 de febrero se anunciarán las cinco obras finalistas y a mediados de abril se determinará el ganador en un acto en Bruselas. La entrega de los galardones será a principios de mayo en el Pabellón Mies van der Rohe de Barcelona.
Estos son los tres edificios barceloneses seleccionados y los otros dos también de Catalunya:
El proyecto de viviendas asequibles para jóvenes construidos en las naves industriales del recinto de la Fabra & Coats, que ya fue premiado con el Advanced Architecture Awards 2020, es un diseño de Roldán Berengué Arquitectes que ha transformado la nave de almacenaje de hilos de la Fabra & Coats en un complejo de vivienda social y equipamiento para la Colla Castellera Jove de Barcelona. En total se trata de 44 viviendas con una superficie media de 64 metros cuadrados, destinados a jóvenes de entre 18 y 35 años, y con grandes espacios comunes que podrán compartir según sus necesidades. El jurado del Premio Mies Van der Rohe valora características como la combinación por primera vez en la rehabilitación de patrimonio industrial, de la creación de vivienda social y la construcción de madera.
La vivienda cooperativa La Borda es una promoción autoorganizada para acceder a una vivienda digna que consta de 28 unidades (40, 60 y 75m²) y varios espacios comunitarios como cocina-comedor, lavadero, espacio polivalente, habitaciones, espacio sanitario, trasteros, y espacios exteriores y semiexteriores como el patio, aparcamiento de bicicletas y terrazas. El proyecto, del grupo de arquitectos cooperativos Lacol, está ubicado en un terreno público de vivienda social, con una duración de arrendamiento de 75 años. Está situado en la calle Constitució, en una posición limítrofe de la zona industrial de Can Batlló con fachada en el barrio de la Bordeta. El proyecto pretendía redefinir el programa de vivienda colectiva, a la vez que se creaba una construcción sostenible e incluía la participación de los usuarios en su centro.
Dos equipamientos preexistentes se unificaron en un único edificio deportivo, obra de Anna Noguera y José Javier Fernández Ponce, para liberar espacio y crear un gran jardín que se ha convertido en un lugar de relaciones sociales. El edificio está desarrollado con criterios de arquitectura pasiva y materiales de baja huella ecológica. El proyecto tenía que hacer frente a un entorno degradado e inhóspito, en un barrio de vivienda social de bajo coste. La piscina existente antes de la intervención quedó estropeada y la pista polideportiva exterior era demasiado pequeña para competiciones y provocó molestias acústicas a los vecinos. El encargo del proyecto, fruto de un concurso, fue diseñar un edificio muy sostenible, pero siempre teniendo en cuenta el coste, ya que se trataba de un equipamiento público.
El proyecto recupera los restos de una torre de defensa del siglo XIII con una nueva estructura para conservar el monumento patrimonial. Esta estructura recupera la volumetría de la torre y su función original con una escalera que permite acceder a los niveles de circulación y facilita el mantenimiento futuro. A causa de los terremotos, sólo se conserva una de las caras de la torre de defensa, originariamente de planta rectangular de 5 x 3,8 m y 14,8 m de altura. El desprendimiento de una parte de su coronación en el año 2016 puso en alerta al Ayuntamiento de Puig-reig, que impulsó una intervención para garantizar la conservación de los restos y recuperar el edificio para el pueblo y como atractivo para los visitantes.
Se trata de un nuevo edificio de vivienda social en Cornellà de Llobregat, formado por 85 viviendas sociales distribuidas en cinco plantas. Las bases de este nuevo edificio de viviendas son una matriz de habitaciones comunicantes que elimina los pasillos para garantizar un uso óptimo de la planta y el uso de la madera para permitir la industrialización de los elementos, la mejora de la calidad de la construcción y una importante reducción de plazos y emisiones de C02. El edificio se organiza en torno a un patio que articula una secuencia de espacios intermedios. En la planta baja, un porche se abre a la ciudad, anticipando la puerta del edificio y filtrando la relación entre el espacio público y el patio que hace de plaza de la comunidad.