Con semanas de retraso sobre la última previsión y años con respecto a las iniciales, pero el Túnel de les Glòries ya está a punto de ser una realidad, eso sí, sólo en sentido Besòs, porque en sentido Llobregat todavía tendrá que esperar algunas semanas. Este sábado, 6 de noviembre, a partir de las 6 de la mañana, los vehículos que circulen por la Gran Via, ya podrán coger el túnel en sentido Besòs, una obra que sigue la traza de la Gran Via con una longitud total de 957 metros, a los cuales hay que añadir 100 metros por cada rampa de acceso, que hace un total de 1.157 metros toda la obra y que permitirá liberar la parte de encima de la plaza, para dar paso a su urbanización.

El túnel está formado por dos tubos independientes con circulación unidireccional, de los cuales de momento sólo se inaugura el sentido salida. Cada tubo consta de dos tramos, el primero de los cuales, entre las calles Castillejos y Badajoz, es decir, entre uno y otro extremo de la plaza de les Glòries, tiene una longitud de 508 metros y es el tramo más profundo, llegando a 25 metros bajo tierra, para poder esquivar por debajo de los diversos túneles ferrovarios -de tren y Metro- que cruzan la plaza. El segundo tramo de túnel es de una longitud de 449 metros y va de la calle Badajoz a la Rambla del Poblenou, en un tramo horizontal que discurre a una profundidad media de unos 10 metros por debajo de la rasante de la Gran Via.

Así es el túnel

Con dos carriles para el vehículo privado y uno exclusivo para los autobuses, la entrada en servicio tiene que permitir liberar la parte de encima de la plaza para seguir urbanizando el parque de la Canòpia. Por dentro, según se ha podido ver sobre el terreno en una visita para medios de comunicación, se percibe una instalación moderna y luminosa que además, superó con éxito las lluvias torrenciales del sábado pasado, ya que cuenta con un depósito para aguas pluviales para evitar inundaciones.

La boca del túnel de la calle Padilla ya está terminada / Montse Giralt

La boca de acceso de la calle de Padilla empieza con una pendiente pronunciada del 7,9%, porque en este primer tramo se baja hasta la máxima profundidad, 25 metros, hasta conseguir pasar por debajo de las infraestructuras ferroviarias preexistentes. Una vez pasadas estas, el trazado asciende hasta que se llega a allanar en un segundo tramo que lleva hasta la Rambla del Poblenou.

Una vez entre en funcionamiento, los vehículos ya no encontrarán ningún semáforo más de salida de Barcelona una vez superado el de la calle Padilla, justo antes de entrar en el túnel. Se prevé que la utilicen unos 35.000 vehículos al día en sentido salida. El nuevo trazado cuenta con las últimas y más restrictivas medidas de seguridad, con salidas de emergencia cada 200 metros, cuatro apartaderos y un total de 35 ventiladores.

Cambios en la movilidad

A la espera de que entre en funcionamiento el túnel de entrada, que supondrá un reto mayor, porque en este caso los vehículos sí que se encontrarán con un semáforo justo salir del túnel, el de salida ofrecerá la posibilidad de liberar mucho espacio en superficie, ya que por la parte de arriba sólo podrán circular autobuses urbanos y bicicletas.

A la izquierda, la salida del túnel en sentido Besòs y a la derecha, la entrada en sentido Llobregat, que todavía está por hacer / Montse Giralt

Según ha informado este miércoles por la mañana al director de Servicios de Movilidad, Adrià Gomila, el túnel permitirá que todos los autobuses interurbanos pasen por debajo de la plaza, así como los vehículos privados, mientras que en la parte de encima de "la circulación ya pasará a la configuración prevista para el final del parque de la Canòpia".

Además, Gomila ha indicado que la apertura permitirá el tráfico entre las calles Badajoz y Bilbao y se liberará de buena parte de la presión de tráfico en todo el tramo comprendido entre las calles Independència y Llacuna. Además liberar espacio en superficie es primordial para culminar la construcción del túnel en sentido Llobregat, porque la rampa de acceso a este no se podrá hacer hasta que no se retire el tráfico que ahora pasa por superficie y que a partir del sábado pasará por debajo de tierra.

Previsión de atascos los primeros días

El mismo director de Servicios de Movilidad ha adelantado que trabajan con la previsión de que los primeros días se puedan producir atascos en la entrada del túnel, originados principalmente "por la duda de los conductores", principalmente a la hora punta de la tarde. "Eso pasa en obras nuevas cuando los conductores se encuentran con nuevas posibilidades, que reducen la marcha para ver bien por donde tienen que ir," ha señalado, pero se ha mostrado confiando en que la "saturación de los primeros días" vaya desapareciendo "a medida que se vaya conociendo el nuevo túnel".

El túnel cuenta con las más restrictivas medidas de seguridad / Montse Giralt

Con respecto a la apertura al servicio, se prevé que durante la noche del viernes y sábado se acaben de hacer los últimos ajustes para que se pueda circular a partir de las seis de la mañana. Sólo en caso de lluvia torrencial, que dificultaría las últimas tareas de asfaltado y pintura, se podría retrasar la apertura. Una posibilidad que hay que tener en cuenta pero que no comportaría la inundación del túnel, que cuenta con un deósito de drenaje, sino que solamente impediría que se pudieran terminar de manera óptima los enlaces y las nuevas señalizaciones.

 

Imagen principal: El nuevo túnel conecta la calle Padilla con la Rambla del Poblenou a lo largo de casi un kilómetro / Montse Giralt