La cima del Turó de la Rovira de Barcelona, coronada por los restos de las baterías antiaéreas instaladas durante la Guerra Civil, tendrá una valla perimetral para evitar el acceso nocturno a los conocidos popularmente como 'búnkeres del Carmel' -que ni son bunkeres, ni están en la colina del Carmel-, según ha confirmado este lunes el Ayuntamiento de Barcelona, que ha anunciado el inicio de las obras para la próxima semana. Según ha adelantado el programa Planta Baixa de TV3, el ayuntamiento tiene previsto poner en marcha esta medida en pocos días, con un plazo previsto de seis meses para finalizarla.
Se trata de una propuesta que ya estaba sobre la mesa desde hace unas semanas, con el propósito de poner punto final a las fiestas y 'botellones' que tienen lugar prácticamente cada noche, pero que no cuenta con el apoyo unánime de los vecinos, que pronto verán cómo el entorno quedará perimetrado por una valla de dos metros de altura que sólo dejará un corredor de dos metros para el acceso de los mismos residentes y que se podrá cerrar por la noche.
Vecinos a favor y en contra
De hecho, algunos de los vecinos aceptan que el cierre reduciría sensiblemente los problemas de ruido e incivismo recurrentes, pero otra parte de residentes, aglutinadas en torno a la Plataforma Dignitat Tres Turons, considera que cerrar la zona no es la solución a los problemas.
En declaraciones a TV3, el portavoz de la plataforma, Fran Bernal, ha asegurado que perimetrar el entorno de las baterías antiaéreas sólo servirá para "desplazar el problema a otros lugares del Turó de la Rovira", pero no pondrá fin al proceso de "turistificación" de esta zona del distrito de Horta-Guinardó.
"Nadie se plantea cerrar la plaza Reial", ha añadido Bernal, que considera que en la cumbre de la colina hay que aplicar las mismas medidas de contención que en otros puntos de la ciudad. Esta plataforma, contraria al cierre, ya ha anunciado la convocatoria de una asamblea de vecinos para mostrar su oposición al proyecto.
Las mejores vistas de Barcelona
El emplazamiento de las antiguas baterías antiaéreas se han conservado parcialmente debido al hecho de que durante mucho tiempo estuvo ocupado por un vecindario de barracas conocido como el 'barrio de los cañones'. Una vez desaparecidas las chabolas en la década de los noventa del siglo veinte, la cima del Turó de la Rovira se ha ido convirtiendo en un mirador que ofrece las mejores vistas de Barcelona, gracias a su radio de 360 grados y la proximidad a la ciudad.
Este hecho lo ha convertido a lo largo del tiempo en punto de encuentro para disfrutar de las vistas, los restos históricos, la puesta de sol y, finalmente, la posibilidad de hacer fiestas en un entorno lo suficientemente alejado de los núcleos urbanos. Con todo, en la misma colina viven unas decenas de vecinos, que sufren sistemáticamente el paso de toda la gente que sube y baja de una espacio convertido actualmente en reclamo turístico.