En medio de la polémica por la proliferación de narcopisos en el barrio del Raval y a pocas horas del pleno extraordinario sobre Ciutat Vella, dos chicos, ajenos a todo, se pinchan a plena luz del día. Lo hacen en la calle en el arco de la calle Picalquers con Riera Baixa, mientras otro los espera. Cuando acaban de inyectarse la droga, recogen las agujas y las jeringas.
A pesar de recoger las jeringas, dejan los plásticos.
La situación en el barrio del Arrabal es insostenible, sólo entre las calles Picalquers y Sant Gil se han detectado en las últimas tres semanas hasta 28 narcopisos. Los partidos de la oposición, excepto la CUP, han forzado a la alcaldesa Ada Colau a convocar un pleno extraordinario sobre la inseguridad en el distrito de Ciutat Vella.
Los vecinos, agrupados en la asociación de la Isla Robadors-Picalquers-Roig, han denunciado la situación en varias ocasiones y están asustados ante la llegada del verano porque Barcelona se ha convertido en un destino de narcoturisme.