Llegó a Barcelona por seis meses, después decidió quedarse por ocho años y ahora lo hará ocho años más, y más adelante, ya se verá. Esta puede ser la historia de cualquier recién llegado a la ciudad, pero en este caso es la de una escultura que se ha ganado a pulso su 'barcelonidad'. A petición del Ayuntamiento de Barcelona, el escultor Jaume Plensa ha aceptado ceder la popular 'Carmela' hasta el año 2032, con solo una condición, que se mantenga en su ubicación actual, ante el Palau de la Música Catalana, en el barrio de Sant Pere del distrito de Ciutat Vella.

Tal como ha anunciado este viernes por la mañana desde el Palau de la Música el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, esta cesión, aunque nuevamente temporal, permitirá alargar "la historia de amor entre Carmela y Barcelona", a la vez que permitirá reconocer la figura de Plensa, "otorgándole la Medalla de Oro de la Ciudad al Mérito cultural". El alcalde ha recordado que en 2016, y en su calidad de concejal de Cultura, fue el encargado de poner voz a las reivindicaciones vecinales y de entidades para conseguir que la escultura permaneciera en la ciudad, con un primer acuerdo de cesión que justamente vence este 2024, razón por el cual, ya como alcalde, ha querido ligar la obra por ocho años más.

 

A su vez, el escultor ha apuntado que cedía la escultura otra vez, "porque si me la pedían, la tenía que volver a dejar", convencida que la 'Carmela', ha encontrado su sitio. De hecho, el escultor ha puesto como condición, precisamente, que se mantenga en su ubicación delante del Palau de la Música. Aunque con humor ha reconocido que "me gusta más vender", ha considerado un "privilegio" que la ciudad le haya pedido la escultura: "Es lo más bonito que te puede pasar como artista, que la gente quiera tu obra," ha indicado confesando que si le pedían que la obra se quedara más tiempo la tenía que dejar. De hecho, Plensa no ha cerrado la posibilidad de que dentro de ocho años, se vuelva a renovar el acuerdo de cesión.

Una historia de amor con la ciudad

La escultura 'Carmela' llegó a Barcelona en abril de 2016 con un acuerdo de cesión de seis meses. La intención de Plensa era trasladarla después a los Estados Unidos, pero una reivindicación vecinal, a la que se sumaron entidades del todo el barrio de Sant Pere reclamó que la obra se quedara, apuntando que muchas otras ciudades de todo el mundo ya tenían grandes obras de Plensa y que sería justo que la capital catalana tuviera una, ya que Plensa es barcelonés de Sants. Entonces, el ayuntamiento llegó a un acuerdo con el escultor que permitiría que la 'Carmela' continuara en la ciudad hasta 2024 y, ahora que este plazo está a punto de agotarse, se ha atado por ocho años más, hasta el 2032.