No hay duda de que el cuerpo humano tiene una gran capacidad para adaptarse a las situaciones en las que conviene ponerse en acción. En este sentido, el estrés no es un problema que debamos evitar siempre, sino un mecanismo de adaptación a las exigencias del entorno.

Las hormonas que son segregadas por el sistema endocrino y el modo como nuestro cerebro interpreta cuáles son los momentos en los que nos hemos de mover rápido hacen que podamos afrontar situaciones estresantes con un buen desempeño.

Llevar ropa cómoda es importante para sacar el máximo beneficio

Sin embargo, nuestro día a día a veces nos hace cargar con un exceso de responsabilidades y nos inocula unas dosis demasiado elevadas de ansiedad. Por eso es útil conocer algunas técnicas de relajación para el estrés. Veamos cúales son las más útiles que puedes aplicar a tu día a día.

Relajación

¿Cuándo debemos utilizar técnicas de relajación?

Lo primero que debemos tener en cuenta a la hora de plantearnos introducir técnicas de relajación en nuestras vidas es que, diferencia del uso de psicofármacos, los ejercicios de relajación no tienen efectos secundarios. Su poder y su eficacia para combatir la ansiedad se basan en la autorregulación, es decir, la posibilidad de realizar acciones mediante las cuales modificamos el modo en el que son segregadas las sustancias químicas que genera nuestro cuerpo de manera natural.

Por tanto, las técnicas de relajación son una manera inteligente de aprovechar en nuestro beneficio las mecánicas que rigen el cuerpo humano, en vez de "hacer trampas" introduciendo en él sustancias en forma de inyecciones o pastillas. Así, el único coste de usar ejercicios de relajación es algo de tiempo y un esfuerzo mínimo. Recuerda que es conveniente realizarlas en lugares tranquilos y apartados y deberías llevar ropa cómoda mientras sigues estos ejercicios. Algunos de los que puedes hacer son estos:

1. Ejercicio de la relajación rápida

Esta técnica de relajación es extremadamente sencilla y está pensada para que la uses varias veces al día. Consiste, básicamente, en que cada vez que veas un objeto de tu elección, como un jarrón de flores de tu sala de estar o una figurilla decorativa, realices tres o cuatro respiraciones profundas seguidas mientras notas cómo se relajan todos tus músculos.

Aunque este ejercicio sea muy corto, conviene que durante el proceso centres tu atención en la respiración y no te distraigas. También puedes imaginar una imagen relajante (como una playa solitaria o un árbol en un jardín) mientras lo haces.

2.. Escaneo corporal

El escaneo corporal implica buscar un lugar tranquilo y sin ruidos, sentarte o tumbarte y, tal y como indica el nombre de esta técnica de relajación, cerrar los ojos e imaginar que nuestra consciencia es una especie de escáner que repasa nuestro cuerpo, de arriba a abajo o de abajo hacia arriba. Es decir, que debes ir centrando tu atención en las partes del cuerpo que quedan en una línea perpendicular a tu columna vertebral, haciendo que esta se desplace siempre en la misma dirección, y tomando plena consciencia de las sensaciones que te llegan de esas zonas que quedan a la misma altura.