El cerebro, como los músculos y el resto de órganos del cuerpo, también necesita estar en forma. Y los expertos dicen que para cuidarlo hay que mantenerlo activo y alimentar la llamada “reserva cognitiva”, ese capital mental acumulado como resultado de la experiencia vital (lo vivido) y la estimulación de las capacidades mentales (el aprendizaje, retos mentales, etc.) a lo largo de la vida. Esta reserva cognitiva es esencial cuando nos hacemos mayores, ya que nos ayudará a compensar los efectos del envejecimiento. ¿Por dónde empezar? Los especialistas insisten en que la clave está en proponer a la mente retos diarios que nos obliguen a pensar y realizar un cierto esfuerzo cognitivo. Pero también, como veremos a continuación, es importante dormir bien e incluso alimentarse de forma saludable.
Mens sana in corpore sano
1. Vigilar el peso
Mens sana in corpore sano es una locución avalada por decenas de estudios que confirman que un cuerpo sano y una mente sana están interrelacionados. No es casualidad que uno de los mayores riesgos de sufrir demencia sea, precisamente, padecer enfermedades como la diabetes o la obesidad, dos dolencias que pueden duplicar los riesgos de demencia cuando nos hacemos mayores.
2. Entrenar la mente
Los estudios afirman que acudir al colegio o tener una educación universitaria son factores que reducen el riesgo de tener demencia. Pero también existen evidencias de que todos podemos trabajar nuestra mente y mantener nuestra capacidad cognitiva estimulada.
Para estimular la memoria, e incluso disminuir el riesgo de sufrir una demencia cuando seamos mayores, los expertos recomiendan probar nuevos retos mentales diarios. Empezar una afición nueva (como la talla o la restauración de muebles), aprender una habilidad (desde idiomas o tocar un instrumento hasta una nueva receta) y hasta hacer sopas de letras o crucigramas son gestos sencillos que podemos hacer cada día para entrenar la mente.
3. Activar el cuerpo
Practicar ejercicio físico con regularidad ayuda al cerebro a mantenerse en forma. E incluso un ejercicio suave como la caminata diaria puede contribuir a que esté activo. De hecho, los beneficios de la actividad física para el cerebro son muy notables cuando nos hacemos mayores, ya que pueden ayudar a mejorar las funciones cognitivas.
4. Comer bien
Aunque los especialistas aún no tienen claro del todo cómo pueden determinados nutrientes afectar a nuestra mente, sí que hay estudios que aseguran que la dieta mediterránea puede ser buena para la memoria. La clave, afirman, está en reducir la cantidad de carne y potenciar alimentos integrales, así como seguir una dieta rica en vegetales, frutas y grasas buenas, como las contenidas en el pescado, las nueces o el aceite de oliva virgen.
5. Leer mucho
Leer es una de las actividades más reconocidas para favorecer la estimulación cognitiva. Este sencillo pero enriquecedor hábito aporta conocimientos, pero resulta una actividad estupenda para favorecer la concentración, ejercitar la memoria y alimentar la imaginación.
6. Dormir a pierna suelta
Llevarse bien con la almohada protege la piel, previene resfriados y hasta cuida el cerebro. Pero resulta que los problemas de sueño persistentes, como el insomnio crónico, pueden estar relacionados con una merma de las capacidades cognitivas cuando nos hacemos mayores.
7. No fumar
El tabaco es nefasto para todo -hasta hace que durmamos peor- y tiene consecuencias negativas para la mente. Los científicos afirman que fumar incrementa el riesgo de daño cognitivo cuando nos hacemos mayores e incluso puede multiplicar por dos el riesgo de padecer una demencia, si se fuman más de dos cajetillas al día.