Caminar se puede hacer de muchas formas. Una de ellas nos ayuda a quemar grasas y a mantenernos en forma. Pero debemos caminar a un ritmo adecuado. Los americanos lo llaman “Power Walking” que suena más enérgico, pero realmente hablamos de salir a caminar de forma regular durante al menos 30-40´, si quieres mantener la forma o durante 90-120 ´ si tu objetivo es adelgazar.
Adelgazar caminado no es ir viendo escaparates, parando cada 20 metros y sin alcanzar una velocidad mayor de 3km/h. Hablamos de caminar ligero, de manera continua, pero sin correr, ni acelerar la respiración hasta perder el aliento.
Para mantener la forma deberás caminar entre 30 y 40 minutos
Calorías al caminar.
Con una hora de caminata intensa a unos 6 km por hora, quemas unas 266 calorías. Lo que significa que en una semana habrás gastado 1862 calorías.
Esta cálculo te sirve para ver que si quieres adelgazar y no tienes más que una hora al mediodía, o no hay ningún deporte que te guste, caminar a paso ligero y enérgico todos los días te puede ayudar y mucho.
Caminar, una actividad repleta de beneficios
Si te estás animando y ya te estás poniendo las mallas, te contamos además los beneficios para tu cuerpo que tiene una actividad como la de caminar:
- No supone un sobreesfuerzo, lo que significa que puede realizarlo absolutamente todo el mundo.
- Se tonifican los músculos de las piernas y el abdomen, sin aumentar la masa muscular. Se precisa de un gasto energético constante. Por eso si lo combinas con otro tipo de actividad, como el fútbol o el running o el ciclismo, consigues una quema de calorías y grasas mucho mayor.
- Consigue que mejore el humor, porque logra elimina la ansiedad, gracias a la liberación de endorfinas.
- Mejora el descanso pero no produce fatiga en exceso, por lo que no existe dolor muscular o articular que interfiera en el sueño.
- Mejoras la postura, para lo que necesitas un calzado adecuado. De cómo caminas puede depender un dolor de espalda o una lesión de rodilla.
- Controlas el apetito, porque evitas liberar cortisol, que te produce ansiedad a la hora de comer, y no necesitas “recuperar energía” de forma inmediata como tras un entrenamiento intenso.
- Reduce el riesgo de sufrir enfermedades crónicas, culpa del sedentarismo. Un simple paseo reduce a la mitad esas posibilidades.
- Reduce la inflamación en las articulaciones, lo que no consigue un entrenamiento de alta intensidad, con rozamiento y movimientos bruscos.
- Mejora el bombeo del corazón, sin llegar a la frecuencia cardíaca máxima.
- Rebaja la presión arterial.
- Mejora el tránsito intestinal evitando el estreñimiento.
- Mejora la visión periférica, muy importante para personas que trabajan ante un ordenador y que acostumbran a la retina a enfocar una distancia pequeña durante muchas horas.
- Mejora el trabajo del sistema inmunitario, por lo que te protege de infecciones y enfermedades comunes.