El albaricoque, esta fruta temprana de verano de fragancia delicada y con una piel de un tono anaranjado atractivo y tacto aterciopelado nos permite degustar una pulpa jugosa, firme y de un sabor azucarado delicioso. Todo en ella es sugerente, placentero y, como descubrimos hoy, muy nutritivo.
El nombre albaricoque es una evolución del vocablo árabe El-Barquq; precisamente los árabes son los que extendieron su cultivo por el litoral mediterráneo. Su nombre científico, Prunus armeniaca, hace referencia a Armenia, que es por donde fue introducido en Europa desde el Lejano Oriente por los griegos hacia el 400 a.C. Las primeras referencias de su cultivo aparecen en China ya en el año 3000 a.C.
Si comparamos el albaricoque con otras frutas, veremos que nos aporta relativamente menos calorías
Propiedades nutricionales del albaricoque
Si comparamos el albaricoque con otras frutas, veremos que nos aporta relativamente menos calorías, porque contiene una cantidad elevada de agua (un 90 %). Destaca por tener una gran cantidad de fibra, que mejora el tránsito intestinal y tiene un efecto prebiótico (nutre la flora intestinal).
- Vitamina A
Ahora bien, si el albaricoque es famoso por algún nutriente, es por la vitamina A que contiene, y mucha, en forma de betacaroteno.
Tres albaricoques maduros contienen la mitad de la dosis diaria recomendada de vitamina A. Esta vitamina es esencial para el buen estado de la vista, la piel, el pelo, las mucosas, los huesos y el buen funcionamiento del sistema inmunológico. Y, además, tiene propiedades antioxidantes.
- Vitamina B3 o niacina
La vitamina B3 interviene en la rotura de los hidratos de carbono, grasas y proteínas. Es importante en el metabolismo energético celular, sobre todo en el del sistema nervioso. Es una vitamina hidrosoluble y, por tanto, solo la encontramos en el albaricoque fresco.
- Hierro
Los albaricoques frescos contienen cantidades importantes de hierro en comparación con otras frutas, pero si los consumimos secos (en forma de orejones), la concentración en este mineral aumenta enormemente. En cifras, 100 gramos de orejones tienen más del doble de hierro que la misma cantidad que un bistec de ternera.
- Potasio
Participa en la regulación del balance de agua en el organismo y también en la contracción del corazón y la transmisión del impulso nervioso. Una insuficiencia de potasio provoca síntomas como cansancio, dolor muscular, debilidad, astenia y las temidas rampas. La falta de potasio se puede producir durante una práctica de ejercicio intenso, momento en que la sudoración es máxima.
- Magnesio
Se relaciona con el funcionamiento del intestino, del sistema nervioso y los músculos, forma parte de los huesos y de los dientes y mejora la inmunidad; además, tiene un ligero efecto laxante.
- Calcio
El calcio es el mineral más abundante del cuerpo. Su función principal es la de ayudar a construir y a mantener huesos y dientes, a la vez que interviene en los procesos de coagulación sanguínea.
- Cobre y cobalto
Estos son dos minerales que forman parte de los glóbulos rojos y de la hemoglobina. El cobalto forma parte, además, de la vitamina B12, que es necesaria para fabricar estos glóbulos y para el equilibrio del sistema nervioso.