La intolerancia a la lactosa es un problema digestivo relativamente común, que se calcula que afecta a más de la mitad de la población y que se produce cuando las personas no tienen suficiente cantidad de una enzima llamada lactasa, que se encuentra en el intestino y que es necesaria para descomponer la lactosa, el azúcar principal de la leche. Cuando los intolerantes ingieren lactosa no se digiere correctamente en el intestino y sufren síntomas como náuseas, dolor abdominal, bases, hinchazón o diarrea.

Es importante destacar que no es lo mismo una intolerancia que una alergia. La intolerancia se produce cuando el organismo no digiere un alimento o uno de sus componentes y no produce una reacción del sistema inmune que es lo que puede acarrear problemas más importantes de salud.

El tratamiento para los intolerantes a la lactosa consiste en una dieta restrictiva en lo que a la lactosa se refiere. Muchas personas dejan inmediatamente de ingerir cualquier alimento derivado de los lácteos o que puedan contener alguna traza. Pero lo cierto es que no todos contienen suficiente lactosa para causar problemas a las personas con intolerancia.

Aunque lo mejor es siempre consultar con el especialista, hay algunos alimentos lácteos que son naturalmente bajos en lactosa, como los que vemos a continuación.

Mantequilla

La mantequilla es un producto lácteo con alto contenido de grasa que se elabora batiendo la nata o la leche para separar sus componentes sólidos y líquidos. La parte líquida de la leche, que contiene toda la lactosa, se elimina durante el procesamiento.

Esto significa que el contenido de lactosa de la mantequilla es muy bajo: 100 gramos sólo contienen 0,1 gramos de lactosa. La mantequilla hecha con productos lácteos fermentados y productos de mantequilla clarificada, como el ghee, contiene incluso menos lactosa que la mantequilla normal.

Mantequilla / Pixabay

Quesos curados

Los quesos se elaboran agregando bacterias o ácido a la leche y luego separando la cuajada de queso que se forma del suero. Dado que la lactosa de la leche se encuentra en el suero, gran parte se elimina cuando se elabora el queso. Sin embargo, la cantidad que se encuentra en el queso puede variar, y los quesos con las cantidades más bajas de lactosa son los que se curan durante más tiempo, porque las bacterias pueden descomponer parte de la lactosa restante, lo que reduce su contenido. Los quesos con bajo contenido de lactosa son el parmesano, el suizo y el cheddar. 

Yogures probióticos

Los yogures probióticos contienen bacterias vivas que pueden ayudar a descomponer la lactosa. En esta revisión de estudios publicada en The American Journal of Clinical Nutrition se demuestra que, cuando comían yogur, el tracto digestivo de las personas intolerantes a la lactosa retenía un 60% menos de lactosa sin digerir que cuando consumían la misma cantidad de leche. Los yogures griegos contienen más grasa y menos lactosa, por lo que los niveles son menores. Aun así, son las personas las que tienen que comprobar por si mismas su efecto en el intestino, porque no todos los intolerantes toleran la misma cantidad de lactosa.

Batidos con proteína de leche

Las proteínas en polvo generalmente se elaboran a partir de las proteínas del suero de la leche, que es la parte líquida de la leche que contiene lactosa. Sin embargo, la cantidad de lactosa que se encuentra en la proteína de suero en polvo puede variar, según cómo se procese el suero. La mejor opción son los elaborados con aislado de suero de leche, que contiene los niveles más bajos de lactosa.

Kéfir

Al igual que el yogur, el kéfir es un alimento probiótico elaborado con bacterias vivas que ayudan a descomponer y digerir la lactosa en la leche. Esto significa que las personas con intolerancia a la lactosa pueden tolerarlo mejor cuando se consume en cantidades moderadas.