El baby-led weaning (BLW) o alimentación complementaria a demanda o autorregulada por el bebé es una tendencia que ha tomado mucha fuerza en los últimos años. Hay quien considera que solo se trata de una moda o quien lo considera peligroso por el riesgo de atragantamiento. Sin embargo, se trata de un método que se ha practicado durante muchos años –cuando aún no había batidoras ni existía la oferta comercial de potitos y papillas industriales que encontramos hoy en día–, que aporta grandes beneficios para el bebé y que no ha de suponer un peligro siempre que se haga con sensatez. Evidentemente, es importante que, si no sabéis cómo hacerlo, os informéis y os asesoréis antes de empezar.
La alimentación complementaria se introduce a partir de alimentos enteros
¿En qué consiste el BLW?
Tal y como marca la OMS, durante los seis primeros meses de vida, los bebés deben alimentarse solo a base de leche materna –o leche de fórmula si la lactancia no es posible– y, a partir del sexto mes, ya se puede empezar la alimentación complementaria.
En el baby-led weaning la alimentación complementaria se introduce a partir de alimentos enteros, en vez de triturados, y promueve que el bebé tenga un papel activo a la hora de comer. La idea es dar alimentos con un tamaño y forma adecuados para que sea el bebé mismo quien los coja con las manos y se los lleve a la boca en función del hambre que tenga y de sus preferencias. Así, descubrirá las texturas, colores, olores y sabores de alimentos nuevos que, a partir de ahora, empezarán a formar parte de su alimentación.
Alguien puede pensar que la cantidad de alimento que puede llegar a ingerir el bebé con un trozo entero es muy poca en comparación con la cantidad que ingeriría con un puré, pero el BLW se hace para introducir la alimentación complementaria y, por tanto, de los seis a los doce meses, la leche materna debe seguir siendo el alimento principal del bebé.
Además, también es importante que os informéis sobre el orden de introducción de los distintos grupos de alimentos, ya que debe hacerse poco a poco y por partes.
¿Qué beneficios tiene?
- El bebé decide la cantidad de alimentos que come en función del apetito que tiene. Por lo tanto, es un método que respeta las señales de hambre-saciedad del niño y esto es positivo para prevenir la obesidad a largo plazo.
- El bebé aprende a identificar el sabor, la textura, el olor y el color de cada alimento, lo que es difícil cuando damos triturados con ingredientes mezclados.
- Aprende a masticar y, por tanto, se favorece una mejor digestión.
- Suele haber más aceptación a probar alimentos nuevos, y esto puede estar relacionado con una alimentación más saludable y variada en un futuro.
- Introducir alimentos uno por uno y poco a poco permite identificar más rápidamente casos de alergia, si las hay.
- Hay una integración en la alimentación familiar y se fomenta una alimentación saludable. Los bebés comen alimentos que también forman parte de la alimentación de los padres y esto ayuda a promover unos hábitos de alimentación saludable en edades tempranas.
- Favorece la psicomotricidad del bebé.
- Fomenta la lactancia materna, ya que, de los seis a doce meses, la leche debe seguir siendo el alimento principal de los bebés.