El uso de las aguas mineromedicinales está muy indicado para todas aquellas personas que practican deporte, tanto de manera amateur como profesional. Los beneficios de la utilización de estas aguas son múltiples.
Las aguas mineromedicinales mejoran muchas condiciones del estado de los músculos, permiten el alivio de las contracturas, disminuyen la fatiga, activan la circulación mediante la vasodilatación y vasoconstricción de venas y arterias, aumentan la movilidad, la resistencia, la coordinación y el equilibrio.
En definitiva, son numerosos los aspectos que mejoran las condiciones físicas de las personas que practican deporte habitualmente. De hecho, hay muchos ejemplos de equipos deportivos que realizan sus pretemporadas, entrenamientos o programas de recuperación en los balnearios. Estas son las aguas más indicadas para complementar el beneficio de la práctica deportiva.
Aguas sulfatadas
Aparte de azufre pueden incluir sodio, calcio, magnesio o cloro en su composición. Tienen características antisépticas, ejercen una importante acción antiinflamatoria, con lo que se recomiendan para el aparato locomotor, tienen propiedades regenerantes para la piel y los cartílagos y actúan como protectores naturales de la piel.
Aguas radiactivas
Contienen radón, pero no entrañan ningún riesgo para la salud porque su concentración es entre mil y cinco mil veces inferiores a las que implican efectos nocivos. Mejoran el sistema endocrino y el inmune y además se prescriben para problemas reumatológicos, porque mejoran el estado de las articulaciones.
Aguas carbónicas o carbogaseosas
Este tipo de agua tienen carbónico libre. Por un lado, son buenas para el aparato digestivo, porque mejoran la digestión. Pero también son muy recomendables para problemas en el aparato circulatorio y mejoran la circulación sanguínea.
Aguas ferruginosas
Contienen hierro, además de bicarbonato y azufre generalmente. Tienen propiedades reconstituyentes e incentivan la producción de glóbulos rojos, por lo que son muy recomendables para estados de fatiga y convalecencias. También son útiles si se llevan a cabo regímenes de control del peso.
Fangos o peloides
Los peloides o fangos surgen de la mezcla de agua mineromedicinal con materias orgánicas (como residuos vegetales o ácidos orgánicos) e inorgánicas (arcillas o turbas). Producen efectos sedantes, relajantes, antiinflamatorios y analgésicos en el área tratada debido a la vasodilatación, aumento de la transpiración y estimulación de los aparatos cardiocirculatorio y respiratorio.
Cualquiera de estas aguas se aplica en los balnearios mediante técnicas como baños de inmersión, duchas termales, masajes o aerosoles, pero deben ser prescritas por un profesional de la salud, en este caso especialista en hidrología médica.