Puede que el kale no te suene de nada, pero es, sin duda, el vegetal tendencia de los más paladares más foodies. Se trata de una verdura que pertenece a la familia de las coles rizadas y que gracias a sus propiedades se ha convertido en otro de los superalimentos que no pueden faltar en nuestra dieta.
Aunque muchos consideran que estamos hablando de un nuevo alimento, el kale es la manera en la que los americanos llaman a la col o la berza en Estados Unidos, país en el que su consumo está en plena ebullición. Hasta hace pocos años esta verdura iba destinada a alimentar a animales, pero tan pronto como se fueron conociendo sus muchos beneficios, se trasladó a nuestras mesas. Su consumo al otro lado del charco ha despertado tantas pasiones que le han dedicado un día propio en el mes de octubre: el National Kale Day.
Este alimento se caracteriza por su elevado contenido en vitamina C, E, A y K, y es una buena fuente de hierro. Por si fuera poco, su riqueza en fibra y en proteínas y su bajo aporte energético, resulta un alimento muy aconsejable para saciar el organismo en dietas para perder peso.
Un alimento rico en minerales
Por último, el kale también resulta un gran alimento para deportistas, dada su riqueza en minerales y vitaminas con poder antioxidante que pueden ayudarnos a reponernos tras realizar grandes esfuerzos, así como por sus importantes propiedades curativas.
Recetas con kale
Al igual que las acelgas, las espinacas y otras muchas verduras, el kale puede comerse tanto fresco como cocinado y de él puede aprovecharse todo: desde la hojas hasta los tallos.
Lo más habitual es tomarlo natural, tras haberlo lavado bien bajo el grifo. Muchos expertos recomiendan no pasarse con el agua porque pueden perderse muchas de sus propiedades, vitaminas y minerales, pero es cierto que la verdura mal lavada puede traer otros problemas más peligrosos, especialmente en niños y mujeres embarazadas.
Nuestra recomendación es que incluyáis, en la medida de lo posible, el kale como un complemento más de vuestras ensaladas, utilizándolo como una lechuga o vegetal más que combina a la perfección con otros vegetales de menor acidez. Una posibilidad sería mezclar esta col con hojas de espinaca, frutos secos, granada, algo de maíz, o con todo aquello que suelas añadir en tus ensaladas, donde las opciones son muchas y variadas.
Si por el contrario preferimos comerlo cocinado, el éxito estará garantizado si elaboramos una receta de kale junto a otras verduras, a modo de salteado. Lo puedes acompañar de unas setas, un poco de jamón, o dejar volar tu imaginación