Por distintos motivos ya hace años que podemos afirmar que hay una clara tendencia hacia una mejor alimentación a nivel mundial, y es que problemas como la obesidad o el sobrepeso acechan. Sin embargo, no solamente nos deberíamos preocupar por qué comemos, sino por cómo lo comemos. Es por ello que existen un gran debate por ejemplo sobre lo sano o no de usar microondas antes de comernos nuestro plato. Los microondas cocinan los alimentos usando ondas de energía que son parecidas a las de la radio, pero más cortas. Estas ondas son muy selectivas y afectan sobre todo al agua y a otras moléculas que son asimétricas eléctricamente: cargadas positivamente en un extremo y negativamente en el otro.
Hay una serie de conejos de nos pueden ayudar
Los microondas provocan que estas moléculas vibren y generen calor que luego se extiende a las moléculas cercanas para calentar, y cocinar, la comida. Este proceso puede afectar a las vitaminas y nutrientes en general de los alimentos, sin embargo debemos tener en cuenta que estos cambios no son exclusivos de la cocina con microondas, sino que son un resultado del proceso de calentamiento, con lo que cociendo por ejemplo también ocurrirán. La vitamina C es un claro ejemplo, ya que de descompone. Las proteínas también se "desnaturalizan" (es decir, se descomponen y en ocasiones pierden sus propiedades), cuando se calientan, sea de la forma que sea. Pero como los tiempos de preparación son más cortos, cocinar con microondas de hecho ayuda a preservar la vitamina C y otros nutrientes.
A nivel general, podemos seguir estos consejos útiles para prevenir la pérdida de nutrientes al cocinar:
- Pelar y cortar los alimentos justo antes de prepararlos o comerlos
- Usar tiempos cortos para lavarlo antes de cocinar
- Usar formas de cocción en que el agua y el alimento entren en contacto lo mínimo posible
- Esperar a que el agua hierva completamente para introducir nuestros ingredientes, dado que esto reduce el tiempo de cocción que vamos a necesitar
- Cocinar las hortalizas al dente y enfriarlas tras la cocción para preservar las vitaminas que nos aportan
- Aprovechar el agua de las verduras cocidas para elaborar otros alimentos, como sopas
- Evitar almacenar prolongadamente las frutas y hortalizas en el refrigerador dado que también disminuyen sus nutrientes
- Poner vinagre o zumo de limón ayuda a la conservación de las vitaminas y a la absorción de algunos minerales, como el hierro (aunque también puede cambiar el sabor).
Consejos que podemos seguir para sacar el máximo partido a lo que comamos de forma sana, y que nuestro cuerpo esté lo mejor nutrido posible.