Desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) difundiera hace tiempo un informe sobre los potenciales riesgos del consumo de carne roja y procesada, todas las alarmas se han disparado produciendo un gran desasosiego en la sociedad. Pero, tras su titular demoledor sobre la consideración de estos alimentos como cancerígenos, los sectores afectados y especialistas se apresuraron a lanzar mensajes tranquilizadores a la población al decir que el riesgo se reduce si hay moderación y equilibrio en la alimentación.

Así, la Dra. Carmen Fajardo, Jefa del Servicio de Endocrinología del Hospital Universitario de La Ribera y miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), indica que el citado informe no supone un cambio en las actuales recomendaciones nutricionales. Tal y como apunta, “no se debe demonizar un alimento en concreto, y más si tenemos en cuenta que la carne roja también tiene beneficios nutricionales por su contenido en proteínas de alto valor biológico, hierro, zinc y vitaminas del complejo B”.

Muchos estudios sobre la carne roja

Piezas de carne roja

 

La Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer, que es la que ha realizado el estudio de la OMS, calcula que el consumo diario de 50 gramos de carne procesada aumenta el riesgo de cáncer colorrectal en un 18%. Pero ese consumo ha de ser continuo, durante años, para tener ese efecto.

Entonces, ¿estas indicaciones suponen la eliminación de las carnes rojas y procesadas de las tiendas?, ¿desaconsejan su consumo? No, pero sí informan a la población de los hábitos que pueden incrementar sus riesgos. De hecho, estos resultados apoyan aún más las recomendaciones actuales de salud pública de reducir el consumo de carne.

Según la Jefa del Servicio de Endocrinología del Hospital de Alzira, “tal y como se refleja en el comunicado de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición, los profesionales siempre hemos resaltado la importancia de una dieta variada y equilibrada siguiendo el patrón mediterráneo en el que el consumo de carnes procesadas y carne roja se realice de forma ocasional. Es el patrón alimentario de forma global el que condiciona el riesgo para nuestra salud”.

En este sentido, los expertos recomiendan fomentar un patrón alimentario de dieta mediterránea variada y equilibrada, fundamental para la salud, que además ha demostrado ampliamente sus beneficios en diversos estudios que evidencian una menor mortalidad y menores riesgos cardiovasculares en los sujetos que seguían dicho patrón mediterráneo.

En relación al informe de la OMS, se considera como carne roja a todos los tipos de carne muscular de mamíferos tales como la carne de res, ternera, vaca, cordero, caballo y cabra; y carne procesada a aquella que se somete a algún procedimiento químico de conservación como la salazón, el curado, la fermentación o los ahumados.