El desarrollo personal y la autorreflexión, son dos de las claves en el bienestar emocional de cualquier persona, aunque muchas veces son pasados por alto o se subestima su importancia. Esto suele ocurrir porque invertir tiempo y esfuerzo en potenciarlos escapa a la lógica productiva bajo la cual solemos vivir: no se plasma necesariamente en ganar dinero ni en hacer aumentar el atractivo de nuestro currículum, ni hace que nuestro modo de vida encaje con la idea de "éxito" convencional que se fomenta a través de las redes sociales, la televisión, etc.

Por todo ello, en este artículo profundizaremos en los motivos por los que la autorreflexión y el desarrollo personal deben formar parte de tu proyecto de vida, asegurándote de que tus acciones del día a día y tus fuentes de motivación estén vinculadas a esta clase de experiencias de crecimiento.

El desarrollo personal nos habla de nuestro recorrido vital

¿Qué es el desarrollo personal?

Lo que hoy en día entendemos por desarrollo personal consiste en adentrarnos en procesos de aprendizaje y autosuperación en los que podemos afrontar retos alineados con nuestros valores e intereses más genuinos, con tal de aportar significado a nuestras vidas y vivir una experiencia de progreso personal.

Es decir, que el desarrollo personal nos permite crear una narración satisfactoria e ilusionante acerca de nuestro propio recorrido vital, acerca de nuestra manera de afrontar las situaciones complicadas que vivimos y de construir nuestra propia identidad mediante nuestras acciones y relaciones con los demás. En este sentido, está muy vinculado al concepto de autorrealización, y también al de autorreflexión.

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Desarrollo personal

La importancia de la autorreflexión

Practicar la autoreflexión es un aspecto muy importante en el desarrollo de una persona. Intuitivamente, muchos coincidirán al afirmar que la experiencia es una de las mejores maneras de crecer.

Aprender de los errores es algo que nos ha pasado a todos, pero la experiencia puede tener diferentes consecuencias para cada persona: no todo el mundo va a percibir los hechos de igual manera. Sin un proceso de pensamiento activo sobre lo que vivimos o sin cuestionarnos el sentido que tienen esas experiencias, el aprendizaje, en muchas ocasiones, no se producirá. En otras palabras, lo que nos lleva de la simple experiencia al aprendizaje, es la autorreflexión.

La autorreflexión nos va a permitir aprender de manera más profunda al ver las situaciones desde diferentes lentes y al favorecer las preguntas desafiantes que nos llevarán a cuestionarnos nuestras propias creencias sobre el mundo. Si la reflexión es correcta, nos ayudará a ser más realistas y a seguir nuestro camino en el desarrollo personal.

Reflexión y emociones: caminando hacia el bienestar

El desarrollo del autocontrol hace referencia a una mejora en la gestión de los impulsos, la autorregulación emocional, la planificación, la autoconciencia y la adaptación social, que son absolutamente esenciales para el bienestar humano y que están en plena consonancia con un aprendizaje significativo por y para la vida. Para adquirir un buen autocontrol, ello exige un buen nivel de reflexión interior, por lo que parece evidente, la conexión entre autorreflexión y bienestar.

La palabra bienestar, es decir, estar bien, se refiere a “estar en el lugar que quiero estar”, e implica lograr el equilibrio y la armonía en nuestra vida diaria; en la relación con nosotros mismos y en la interacción con los otros. Por tanto, el bienestar no es una constante, sino un componente dinámico, que se va construyendo a lo largo de la vida y que puede cambiar en cualquier momento.

Sin embargo, el bienestar puede convertirse en una característica relativamente estable si conseguimos una buena relación con nuestro interior. Al conseguir esto, seremos capaces de hacer frente a las diversas experiencias que se nos presentan a lo largo de nuestro día a día. En eso consiste el desarrollo personal.