La coliflor es, probablemente, originaria de Oriente Próximo. Ya desde la antigüedad era muy apreciada por griegos y romanos, aunque durante muchos años permaneció un poco en el olvido.
A Europa llegó en el siglo XVI, de la mano de los marineros italianos que venían de oriente. Fue entonces cuando comenzó a ser apreciada por los múltiples beneficios que ofrece su consumo.
La coliflor está compuesta por un 85% de agua y proporciona importantes cantidades de vitaminas y minerales, fundamentalmente calcio –beneficioso para el sistema óseo–, magnesio y potasio. También destacan otros nutrientes esenciales en el cuerpo, como el hierro, contra la anemia, y las proteínas. Es, además, baja en calorías. Proporciona solo 25 kcal/100g, por lo que resulta ideal en las dietas bajas en calorías tras las fiestas.
Cuenta con propiedades antioxidantes y, según algunos estudios, también previene la aparición de cáncer, protegiendo nuestras células del daño causado por los radicales libres y retrasando el crecimiento tumoral. La coliflor es, asimismo, fuente de vitamina C, que contribuye a estimular el sistema inmune, participando así en la defensa del organismo. Por último, es muy rica en fibra, por lo que ayuda a regular el tránsito intestinal.
Cómo elegir y conservar la coliflor
La coliflor está formada por pequeños ramilletes compactos y en el mercado podemos encontrar diferentes variedades. La más común es la coliflor blanca, aunque también existen variedades verdes (llamada Romanesco), naranjas e, incluso, moradas. Estas últimas aportan un sabor más dulce que las habituales.
La coliflor está formada por pequeños ramilletes compactos y en el mercado podemos encontrar diferentes variedades
A la hora de comprarla, nos fijaremos bien en que estos ramilletes están cerrados y son firmes. La presencia de manchas marrones indica un comienzo de putrefacción.
En la medida de lo posible, elegiremos los productos que se venden con las hojas que salen del tallo, que deben ser verdes y frescas. Estas hojas constituyen una reserva nutricional para la coliflor y la mantendrá en perfectas condiciones durante más tiempo.
Se puede mantener durante varios días en el cajón de verduras del refrigerador, pero se conservará aún mejor si la lavamos y la dividimos en pequeños ramilletes, dentro de un recipiente hermético.
Cómo cocinar la coliflor
La coliflor se puede comer cruda, al vapor, gratinada o también en sopas y purés. Para disfrutar de ella en las mejores condiciones organolépticas, estos son los tiempos de cocinado:
- Al vapor: la cocinaremos entre 5 y 10 minutos.
- Hervida: necesitará entre 10 y 15 minutos en agua hirviendo con sal (moderada). Si queremosmantener los ramilletes blancos, podemos añadir el zumo de medio limón al agua. Una vez cocidos, es conveniente refrescarlos en agua fría para cortar la cocción.
- Salteada: serán necesarios unos 10 minutos. En este caso, es conveniente cortar los ramilletes lo más pequeños posible para garantizar que se cocinan bien.
- En el horno: 30 minutos.
Como decíamos, la coliflor puede consumirse cruda, en el aperitivo, acompañada de alguna salsa ligera, o formar parte de ensaladas. Cocinada, marida muy bien con carnes, aves y algunos pescados, como el bacalao.