Todos sabemos que una persona con obesidad debe hacer ejercicio. Pero, ¿en qué beneficia realmente? Descubre 5 beneficios del ejercicio que desconocías.

Somos sedentarios, hay que reconocerlo. Demasiado sedentarios. Las nuevas tecnologías, en muchas ocasiones, nos empujan a ello. Los niños pasan mucho tiempo con la consola, o viendo la tele. Y la consecuencia de todo ello es muy clara. Cada vez hay un mayor número de personas con obesidad, incluso niños. Y las perspectivas apuntan a que las cifras seguirán en aumento.

Además de la parte estética, la obesidad también incluye problemas relacionados con la salud. Y agrava las posibilidades de contraer enfermedades relacionadas con el corazón, la diabetes, y demás.

La obesidad es la acumulación de grasa en los tejidos

Pero, ¿a qué llamamos obesidad?

Puede definirse como la acumulación de grasa en los tejidos. Fenómeno que suele ir acompañado de un aumento del peso corporal. Una de sus principales causas es el estilo de vida de las personas (hábitos alimenticios, sedentarismo, etc.).

Frente a esta situación, el ejercicio físico es un gran aliado. Y, sí, ayuda a combatir la obesidad. Los ejercicios aeróbicos ayudan claramente a reducir los niveles de obesidad. Siempre buscaremos ejercicios aeróbicos, ejercicios repetitivos o de larga duración que requieren el trabajo de grandes grupos musculares.

Pero junto al ejercicio físico, no podemos olvidar el otro gran aliado: una correcta dieta. Expertos de la nutrición y el deporte aseguran que un programa de 16 semanas, con 20 minutos de actividad aeróbica, con una frecuencia de 3-4 veces por semana, además de un asesoramiento nutricional, consiguen reducir los niveles de obesidad y el tejido adiposo.

Obesidad

¿Cómo ayuda el ejercicio a combatir la obesidad?

Y es que el ejercicio físico produce ciertas mejoras en relación con la obesidad. Como por ejemplo, el ejercicio físico ayuda a reducir el índice de masa corporal y ejerce un efecto beneficioso sobre la composición corporal.,

  • El ejercicio físico aeróbico ayuda a mejorar la capacidad pulmonar. Y a tener un mayor consumo máximo de oxígeno, lo que permite una mayor capacidad física para realizar esfuerzos.
  • Otro de los beneficios es  la mejora de la función cardiovascular, reduciendo así el riesgo de padecer enfermedades tales como la hipertensión arterial o el infarto de miocardio, disminuyendo así las tasas de mortalidad por enfermedades de este tipo.
  • El ejercicio reduce los niveles de colesterol en sangre, disminuyendo así los niveles de colesterol malo (LDL), y aumentando los niveles de colesterol bueno (HDL).
  • El ejercicio puede mejorar o reducir la existencia de anormalidades asociadas a la obesidad, como la sensibilidad a la insulina, la intolerancia a la glucosa o el perfil de lípidos en sangre.

Sin duda, la obesidad es una pandemia del siglo XXI. Estamos sobrealimentados, y consumimos muchos alimentos demasiados procesados. Es importante su tratamiento desde la infancia y la adolescencia, ya que si no se actúa en estas etapas, los problemas en la edad adulta pueden ser de mayor gravedad. En este sentido, educadores y profesores tienen la responsabilidad junto a la familia, de inculcar buenos hábitos de vida para evitar enfermedades como la obesidad.