Comida Real. Un termino que últimamente escuchamos mucho y que, por supuesto, debemos mencionar al dietista-nutricionista Carlos Ríos como pionero de esta forma de calificar a la comida de verdad. Aquella que solo tiene un ingrediente. Poco, o nada, procesada por la mano del hombre.
Cuando hablamos de comida real nos referimos justo a los productos que la naturaleza pone al servicio del hombre para cumplir su función real. Es decir, dotarnos de la energía suficiente para llevar a cabo nuestras tareas.
Comida real, un concepto de moda
Comida real: el cambio de entorno
A día de hoy disponemos de una infinita colección de herramientas para obtener alimento sin necesidad de movernos del sillón de casa. Pero precisamente toda esa fuente de ‘productos’ a nuestro servicio distan mucho de ser comida real.
Se reduce a una interminable lista de ’pseudo-alimentos’ altamente procesados, muy palatables, de fácil acceso. Demasiado densos energéticamente hablando, pero muy pobres desde un punto de vista nutricional. Y de ahí la actual oleada de enfermedades relacionadas con el patrón alimenticio de la sociedad moderna.
No nos engañemos, a la industria alimentaria le importa poco, o nada, la salud pública. Coloca por delante los intereses económicos. Muestra de ello son, por ejemplo, son los siguientes datos:
- Asociaciones oficiales de salud que avalan productos poco saludables a cambio de financiación.
- Universidades que alquilan sus espacios para charlas y ponencias de la industria alimentaria.
- Hospitales que ofrecen galletas y bollería en sus menús o que tienen máquinas expendedoras repletas de productos procesados.
- Deportistas que patrocinan cerveza y otros productos.
Cómo volver a la comida real
El ciudadano debería tener nociones básicas sobre como leer el etiquetado de un producto alimentario. Evidentemente, esto no lo enseñan en la escuela. Y a no ser que estudies nutrición, nunca nos darán las herramientas necesarias para saber identificar qué componentes de un alimento son más o menos saludables.
A veces, incluso, esos etiquetados parecen sacados de una película antigua. Jeroglíficos egipcios imposibles de descifrar.
Mirar las etiquetas
El etiquetado nutricional es el principal medio de comunicación entre los productores de un alimento y el consumidor final. Nos ofrece información sobre los componentes de un producto que ha sido procesado desde su origen para acabar siendo otro producto. Informan sobre su calidad, su porcentaje de la materia prima original y del resto de componentes que han sido ‘añadidos’. Por ley, todos los productos deben estar etiquetados correctamente e indicar la composición de los mismos, así como su aporte nutricional.
Razones para empezar a comprobarlas
- Favorece la elección adecuada de un alimento.
- Ayuda a cambiar la idea preconcebida que tenemos sobre algunos alimentos ‘catalogados’ como saludables.
- Nos ayuda a encontrar ingredientes que pueden ser poco saludables.
- Conocer la proporción de macronutrientes (proteínas, grasas y carbohidratos) que contiene un producto.
- Identificar ingredientes que, potencialmente, puedan ser perjudiciales para aquellos que padezcan intolerancias alimentarias o alergias.
- Conocer la forma de conservación y la vida útil de un alimento.
- Detectar la procedencia de la materia prima y el porcentaje real de esta en el producto final.
De hecho, existen componentes o ingredientes potencialmente negativos para tu salud, como un exceso de azúcar no presente naturalmente en la materia prima, grasas hidrogenadas o de palma, jarabes, zumos a base de concentrado… Evitándo consumirlos, además, puedes bajar la tensión.
Claves para identificar la comida real
- Solo lleva un ingrediente en su composición, y no una interminable lista difícil de entender.
- No lleva etiquetas.
- Tampoco se anuncia en televisión.
- Ni está patrocinada por organizaciones públicas de salud.
- No tiene componentes extra que alteren su sabor.
- Aporta los nutrientes que nuestros genes, adaptados durante miles de años, esperan.
- Su origen no es una fabrica de procesamiento.
- No requiere de presentación por parte de la mano humano. La naturaleza la presenta para nosotros.