Es bien sabido que con el avance de la edad, muchas personas experimentan un cambio en su capacidad para mantener un peso corporal saludable. Esto se debe en gran parte a cómo la edad influye en nuestro metabolismo, el proceso mediante el cual nuestro cuerpo convierte los alimentos y bebidas que consumimos en energía. Comprender estos cambios puede ayudarnos a tomar mejores decisiones sobre nuestra salud y estilo de vida a medida que envejecemos.

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Comprender los cambios que experimenta nuestro cuerpo con la edad es fundamental/ Foto: Unsplash

 

A medida que el metabolismo se ralentiza, las necesidades calóricas también disminuyen. Es importante ajustar la cantidad de calorías consumidas y enfocarse en una dieta rica en nutrientes

 

Desaceleración metabólica

El metabolismo se ralentiza gradualmente con la edad debido a varios factores. Uno de los más significativos es la pérdida de masa muscular. A partir de los 30 años, si no se toman medidas activas para contrarrestar este proceso, como el entrenamiento de resistencia, comenzamos a perder entre un 3% y un 5% de masa muscular por década. Dado que el tejido muscular es metabólicamente más activo que el tejido adiposo (grasa), esta pérdida reduce la tasa metabólica basal (TMB) —la cantidad de energía que el cuerpo necesita para funcionar en reposo.

 

Cambios hormonales

Además, con la edad se producen cambios hormonales que pueden afectar el metabolismo. En las mujeres, la menopausia trae consigo una disminución en los niveles de estrógeno, lo que puede contribuir no solo a la ganancia de peso, especialmente alrededor del abdomen, sino también a una disminución del metabolismo. En los hombres, los niveles de testosterona disminuyen gradualmente, lo que también puede reducir la masa muscular y, por lo tanto, disminuir la TMB.

 

Reducción de la actividad física

A medida que envejecemos, también tendemos a ser menos activos físicamente. Esta disminución en la actividad física contribuye a una menor demanda energética general, lo que puede llevar a un exceso de calorías que se almacenan como grasa si la ingesta de alimentos no se ajusta adecuadamente.

 

Impacto en la salud y estrategias de manejo

Este cambio en el metabolismo puede tener diversas implicaciones para la salud. Por ejemplo, el aumento de peso y la acumulación de grasa corporal pueden elevar el riesgo de enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2, enfermedades cardíacas y ciertos tipos de cáncer. Por lo tanto, es crucial adaptar nuestros hábitos alimenticios y de ejercicio a medida que envejecemos para contrarrestar estos efectos.

Para gestionar estos cambios y ayudar a mantener un metabolismo saludable, es recomendable:

  1. Incrementar la actividad física: Incluir tanto ejercicios de resistencia para ayudar a construir y mantener la masa muscular, como ejercicios aeróbicos para mejorar la salud cardiovascular y quemar calorías.

  2. Ajustar la ingesta calórica: A medida que el metabolismo se ralentiza, las necesidades calóricas también disminuyen. Es importante ajustar la cantidad de calorías consumidas y enfocarse en una dieta rica en nutrientes, con abundancia de frutas, verduras, proteínas magras y granos enteros.

  3. Mantener la hidratación: El agua es esencial para un metabolismo eficiente. Asegurarse de consumir suficiente agua cada día puede ayudar a optimizar la función metabólica.

  4. Controlar la salud metabólica: Realizar chequeos regulares con un profesional de la salud para monitorizar indicadores como el azúcar en sangre, el colesterol y la presión arterial.

 

En conclusión, aunque es natural que el metabolismo se ralentice con la edad, adoptar medidas proactivas puede ayudar a minimizar el impacto de este cambio y mantener un peso y una salud óptimos a lo largo de los años. Ajustar nuestros hábitos de vida para adaptarnos a las necesidades cambiantes de nuestro cuerpo es clave para envejecer de manera saludable y activa.