El hígado es una de las víctimas de nuestros malos hábitos y es uno de los órganos más importantes del cuerpo. Situado en la parte superior derecha del abdomen, es el encargado de purificar la sangre, convertir los alimentos en energía y producir bilis para ayudar a desdoblar las grasas en el intestino. Es capaz de limpiarse a sí mismo enviando las toxinas al intestino para su excreción.
Es un sistema perfecto, realizador de múltiples procesos vitales para el funcionamiento del organismo. También es el centro de la química corporal y regulador, entre otras funciones, de la cantidad de sangre en el organismo.
Es hígado es un sistema perfecto responsable de múltiples procesos vitales
No obstante, su poder y potencia, es vulnerable a los malos hábitos de vida y la ingesta de sustancias tóxicas, medicamentos y el licor. La cirrosis, las hepatitis o el hígado graso, son los problemas más comunes. Así pues, no hay duda de que por nuestro bien tenemos cuidar de este órgano situado debajo del diafragma, cuyo tamaño es similar al de una balón de rugby. Y, en esta tarea, la alimentación puede jugar un papel fundamental. Si bien, como es lógico, es imposible controlar todos los factores de riesgo, el consumo de ciertos alimentos y bebidas puede ayudar a promover la salud del hígado, o al contrario, otros pueden dañarlo.
Café
El café es una bebida tan admirada como criticada. A pesar de las dudas sobre su consumo, existen evidencias de que es bueno para el hígado. Una revisión que apareció en la revista Liver International, en 2013, sugiere que el café protege contra problemas como la enfermedad del hígado graso. La revisión también señala que la ingesta diaria de café puede ayudar a reducir el riesgo de enfermedad hepática crónica y a sufrir afecciones como el cáncer de hígado.
Avena
Comer fibra es muy saludable y positivo para diferentes funciones de nuestro organismo, como la digestión. Además, algunas de ellas, como la que proviene de la avena, pueden ser especialmente útiles para el hígado, ya que son ricas en compuestos llamados beta-glucanos.
Bayas
En este caso nos referimos, en especial, a los de tonalidades más oscuras, como los arándanos o las frambuesas. El motivo es que contienen unos antioxidantes llamados polifenoles, que son unos buenos aliados en la protección del hígado.
Uvas
También las uvas son una fruta muy interesante para el objetivo de cuidar el hígado. Las uvas, el jugo de uva y las semillas de uva son ricas en antioxidantes que pueden ayudar al hígado al reducir la inflamación y prevenir el daño hepático.
Pescado graso
El consumo de pescado graso y los suplementos de aceite de pescado pueden ayudar a reducir el hígado graso. El pescado graso es rico en ácidos grasos omega-3, que se conocen como grasas buenas, que ayudan a reducir la inflamación. Estas grasas pueden ser especialmente útiles en el hígado, ya que parecen prevenir la acumulación de grasas en exceso y mantener los niveles de enzimas en el hígado.
Nueces
Las nueces contienen ácidos grasos insaturados, vitamina E y antioxidantes. Estos compuestos pueden ayudar a prevenir el hígado graso, así como a reducir la inflamación y el estrés oxidativo.
Aceite de oliva
Por último, no podemos olvidar uno de los buques insignia de la dieta mediterránea: el aceite de oliva. Es cierto que un exceso de grasa no es bueno para el hígado, pero algunas sí son beneficiosas. Agregar aceite de oliva a la dieta puede ayudar a reducir el estrés oxidativo y mejorar la función hepática, como consecuencia del alto contenido de ácidos grasos insaturados en el aceite.