La adicción a las redes sociales es un tipo de adicción conductual. Es decir, ocurre cuando una persona se ve empujada a repetir un comportamiento, independientemente de las consecuencias negativas para su bienestar. Hasta hace unos años, las adicciones conductuales se centraban en el consumo de drogas, el tabaquismo, el juego y el consumo excesivo de alcohol.

El uso excesivo de Internet es bien conocido de un tiempo a esta parte, pero  se presta menos atención a los problemas que pueden surgir de pasar demasiado tiempo en las redes sociales. No en vano más del 60 % de la población mundial usa las redes sociales y eso ha hecho que los expertos se hayan encontrado con problemas por el abuso de su utilización.

Los expertos lo consideran problemático o adictivo cuando una persona comienza a mostrar un patrón disfuncional de comportamiento similar al de un trastorno de control de impulsos. Se convierte en un problema cuando interrumpe la vida diaria. La productividad se ve afectada, las relaciones sufren y el sueño también lo acaba pagando.

Qué causa la adicción a las redes sociales

La adicción a las redes sociales está impulsada en gran medida por el sistema de dopamina, que es un sistema de recompensa. La dopamina es un neurotransmisor que desempeña un papel en la motivación del comportamiento al hacernos desear cosas. Se libera cuando comemos alimentos que nos gustan, después de hacer ejercicio, cuando tenemos relaciones sexuales y cuando tenemos interacciones sociales exitosas.

Cuando tomamos parte de una actividad que desencadena la liberación de dopamina, genera una sensación gratificante que nos hace querer volver a hacerla. Nos involucramos en comportamientos por los que nos sentimos recompensados. Las dificultades llegan cuando necesitas involucrarte en el comportamiento con más frecuencia y por períodos más largos para obtener la misma sensación de recompensa. Es lo que se conoce como tolerancia.

Aplicaciones de redes sociales en un iPhone : Pixabay
Aplicaciones de redes sociales en un iPhone / Pixabay

Por ejemplo, cuando se publica una foto en Instagram y se está continuamente pendiente de la cantidad de ‘me gusta’ que se ha recibido. Si en lugar de recibir 5 los usuarios pulsan el botón de ‘me gusta’ en 30 ocasiones, la recompensa percibida es mayor. Se trata de un refuerzo positivo que anima a volver a participar en comportamientos gratificantes.

Las plataformas de redes sociales han desarrollado algoritmos inteligentes que aprovechan aún más este sistema, brindando un flujo constante de contenido personalizado para mantener nuestra atención, en función de los datos que ya han recopilado.

Consecuencias del abuso de las redes sociales

En ocasiones se han dado casos en los que, después de un uso prolongado, los usuarios comienzan a recibir notificaciones falsas en su móvil. Y no es otra cosa que  el cerebro que piensa que la persona ha recibido un mensaje o que su móvil ha emitido un sonido. Es una clara señal de que el cerebro es adicto al golpe hormonal del contenido que gusta o es comentado por otros usuarios.

Las regiones del cerebro asociadas con la adicción a las redes sociales son las mismas asociadas con el abuso de drogas o alcohol. Con el tiempo y con una activación prolongada, esto puede conducir a cambios neuroplásticos en los sistemas de recompensa, estrés y función ejecutiva del cerebro. Además, puede haber una serie de efectos psicológicos adversos, como ansia, impulsos y deseos exagerados.