Más de un 10 por ciento de los adultos toman estatinas, el tipo de medicamento recetado más común contra el colesterol. Aunque se ha demostrado que las estatinas reducen efectivamente los niveles de colesterol y los riesgos de accidente cerebrovascular y ataque cardíaco, no funcionan de la misma manera para todos, y los efectos secundarios del uso de estatinas incluyen un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.

Investigadores del Instituto de Biología de Sistemas norteamericano han demostrado en un estudio que las diferentes respuestas de los pacientes a las estatinas pueden explicarse por la variación en el microbioma humano. Los hallazgos se han publicado en la revista Med y ofrecen vías prometedoras para optimizar los tratamientos con estatinas de precisión para pacientes individuales.

“Específicamente, encontramos que un microbioma enriquecido con Bacteroides con niveles más bajos de diversidad se asoció con la respuesta de reducción de colesterol malo (LDL) más fuerte a las estatinas, pero también coincidió con la mayor alteración de los niveles de glucosa en sangre”, afirma el doctor Tomasz Wilmanski, autor principal del estudio.

El equipo también descubrió que las personas con un microbioma enriquecido con Ruminococcaceae estaban protegidas de los efectos secundarios negativos de las estatinas en la resistencia a la insulina y al mismo tiempo mostraban una clara respuesta de reducción de LDL.

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El estudio

Wimanski y sus colegas construyeron modelos estadísticos con microbioma, metaboloma, genoma humano y registros clínicos de una cohorte estadounidense de más de 1800 personas e hicieron sus descubrimientos iniciales sobre los efectos variables de las estatinas en los marcadores de colesterol y glucosa en sangre. A continuación, validaron sus resultados en una cohorte europea independiente de casi 1000 personas.

La combinación única de microbioma e información genómica en este estudio proporciona nuevos e interesantes conocimientos sobre enfoques potenciales para tratamientos farmacológicos de precisión.

La huella genética de un paciente, que incluye marcadores genéticos conocidos de respuesta al tratamiento con estatinas, ya se ha aprovechado para guiar regímenes de tratamiento personalizados con estatinas.

En este estudio, los autores encontraron que la variabilidad en las respuestas a las estatinas explicada por el microbioma era completamente independiente de la variabilidad captada por el genoma. “Es un eje de variabilidad completamente diferente, por lo que podemos construir modelos que incluyan tanto la genética como el microbioma intestinal para mejorar nuestras predicciones de respuesta a las estatinas”, concluye Wilmanski. “El genoma y el microbioma, juntos, parecen proporcionar una imagen más completa y complementaria de las respuestas personalizadas a los medicamentos”.

Un seguimiento lógico de este trabajo es un ensayo clínico. “Sería ideal tomar este conocimiento sobre el genoma y el microbioma y predecir regímenes de dosificación personalizados para una cohorte de pacientes, y luego seguir a estos pacientes en el tiempo, rastreando su salud metabólica y sus niveles de colesterol LDL, para mostrar que esta población de los pacientes que se someten a una intervención de precisión obtienen mejores resultados que un grupo de control de pacientes que reciben lo que normalmente se receta”, añade el profesor asistente del ISB, el doctor Sean Gibbons.