La pandemia de la covid disparó los niveles de depresión y ansiedad en todo el mundo y los efectos aún persisten, aumentados por la inestabilidad social y económica que ha persistido desde entonces. Pero existe otro trastorno, del que se habla menos, pero que también provoca sentimientos de profunda tristeza y desesperanza: la distimia.
Las clasificaciones médicas para la distimia y la depresión son trastorno depresivo persistente y trastorno depresivo mayor, respectivamente, porque no son exactamente lo mismo, aunque ambas condiciones son relativamente comunes.
Distimia
La distimia es una forma crónica de depresión que es menos severa que el trastorno depresivo mayo, pero dura más tiempo. Puede afectar significativamente a las relaciones de una persona, su vida familiar y social, su salud física y sus actividades diarias. Por lo tanto, la diferencia más significativa entre ambas es el tiempo en el que una persona puede experimentar los síntomas.
Para un diagnóstico de trastorno depresivo mayor, los síntomas deben durar al menos dos semanas, mientras que para la distimia deben haber estado presentes durante al menos dos años, como recoge este estudio llevado a cabo en Estados Unidos.
Las dos condiciones también difieren en términos de recurrencia y gravedad. Aunque las personas que sufren distimia suelen experimentar depresión durante más tiempo que las personas con depresión clínica, sus síntomas pueden no ser tan graves. Porque, aunque son síntomas similares, difieren en intensidad y duración.
En ambos casos, los que lo sufren padecen sensación de vacío, tristeza, desesperanza, pérdida de interés en las actividades diarias normales, falta de energía, pérdida de apetito, sentimientos de culpabilidad y dificultad para tomar decisiones, pensar, concentrarse o recordar.
Tratamiento
Si bien los profesionales médicos adaptan individualmente los programas de tratamiento para cualquier tipo de depresión o distimia, los tratamientos suelen ser similares también. Generalmente, se combina medicación a corto y largo plazo y sesiones de terapia. La combinación de estos dos métodos de tratamiento es más eficaz que cualquier tratamiento por sí solo. Los antidepresivos –generalmente inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina y/o norepinefrina– son los más habituales.
La psicoterapia implica sesiones individuales con un profesional de la salud mental. Una de las más utilizadas es la terapia cognitiva conductual, que ayuda a sobrellevar mejor los síntomas depresivos existentes creando hábitos de afrontamiento seguros y enfocándose en la aceptación de los síntomas.
A través de la terapia cognitiva conductual, los profesionales de la salud mental ayudarán a desarrollar formas de identificar, comprender y lidiar con los factores que causan la depresión.