Saber nadar no siempre va unido a conocer cómo has de comportarte si vas a bañarte cuando vas a una playa o si tienes pensado nadar en mar abierto. Lógicamente, saber nadar es el primer requisito para poder hacerlo pero son varios los aspectos que debes tener en cuenta cuando te enfrentes al mar. Te los exponemos a continuación.
- Conoce las condiciones locales
Cuando vayas a disfrutar de un baño en el mar, el conocimiento local es absolutamente esencial. Incluso el nadador de aguas abiertas más experimentado no sabría si una playa es segura para nadar o no con solo mirar el mar. Saber dónde están las rocas, si puedes encontrarte medusas o dónde están los lugares en los que se producen las corrientes, son algunos de los datos que te conviene conocer antes de entrar a bañarte. Lo mejor es acercarse al puesto de los socorristas e informarse bien. Lleva muy poco tiempo hacerlo y te puede servir para no pasar apuros.
- La importancia del viento
La consideración meteorológica más importante para los nadadores en el mar es el viento. No se aconseja nadar cuando las crestas en la parte superior de las olas grandes comienzan a romperse. En esos casos, se comienzan a ver crestas blancas dispersas y comienza a soplar viento.
La dirección del viento también es importante. A menudo, el viento sopla en la dirección opuesta al flujo de la marea y puede causar condiciones en las que se dificulta mucho el avance al nadar, incomodando y desorientando el braceo para muchos.
Si tienes alguna duda sobre en qué dirección se mueve el agua, entra en el mar y haz una prueba de flotación. Flota sobre tu espalda durante unos 90 segundos y toma nota hacia dónde te mueves en relación con un punto fijo de la costa.
- Sé consciente de las olas
Muchas playas no tienen olas casi nunca, pero hay algunas en las que forman parte del paisaje bastante habitualmente. Cuando son fuertes, pueden causar problemas a los bañistas al entrar y salir, ya que rompen con fuerza y pueden derribarte y arrastrarte sin que puedas controlarlo. Si esto sucede, es importante mantener la calma, esperar hasta que cese el movimiento y luego tratar de ponerse de pie nuevamente y arrastrar los pies por la arena, plantándolos firmemente y dando un paso lateral para salir.
- Las corrientes
Las corrientes de resaca son comunes y a veces pueden ser extremadamente peligrosas si no se está preparado. A medida que el agua se mueve hacia la tierra, necesita encontrar una manera de volver al mar, y lo hará por la ruta de menor resistencia. Las corrientes de resaca son estrechas y poderosas, a menudo imposibles de nadar contra ellas. Para detectar una corriente de resaca en el mar y así evitarla, busca dónde se produce una ruptura en el patrón de la ola que llega a la costa.
A veces, la gente piensa que esa agua de apariencia tranquila es el área más segura para nadar, cuando en realidad es todo lo contrario. Si te quedas atrapado en una corriente, la forma de salir es flotar boca arriba (o nadar, si te sientes cómodo) hasta llegar a la punta de la corriente. Luego nada en paralelo a la orilla antes de volver a la orilla aprovechándote de las olas.
- Nadar en aguas abiertas
Nunca nades solo, hazlo siempre con un compañero. Tened un plan claro antes de entrar al agua y vigilaos el uno al otro frecuentemente durante el nado. Además, y especialmente si vais a nadar más tiempo, es una buena idea tener un contacto en tierra que pueda vigilaros por si ocurriera algo.
- Flotar en caso de peligro
Si vives una situación complicada y entras en pánico, inclínate hacia atrás, extiende los brazos y las piernas y, si es necesario, muévelos suavemente para ayudarte a flotar. Flota hasta que puedas controlar tu respiración; algo que suele tardar unos 90 segundos en suceder. Este simple ejercicio de minuto y medio te permitirá tranquilizarte, ordenar tus pensamientos y nadar hacia un lugar seguro. Si aun así no te sientes cómodo, continúa flotando, mueve un brazo en el aire de un lado a otro y grita pidiendo ayuda.