El consumo de pescado es una parte integral de una dieta saludable debido a su alto contenido de proteínas, ácidos grasos omega-3 y otros nutrientes esenciales. Sin embargo, la presencia de mercurio en muchas variedades de pescado ha suscitado preocupaciones significativas sobre la seguridad alimentaria y la salud pública. Este metal pesado, que puede ser particularmente tóxico para los humanos, se acumula en el medio ambiente y entra en la cadena alimenticia principalmente a través de la contaminación industrial.

airam dato on Px1lT8S gOc unsplash
El atún, debido a su gran tamaño, tiene más posibilidades de contener mercurio/ Foto: Unsplash

 

¿Cómo se acumula el mercurio en el pescado?

El mercurio se libera al medio ambiente a través de varios procesos, incluidas las emisiones industriales, la quema de carbón y la actividad volcánica. Este mercurio atmosférico se deposita en los océanos, lagos y ríos, donde se convierte en metilmercurio por la acción bacteriana. El metilmercurio es fácilmente absorbido por los organismos acuáticos y se acumula en los peces y mariscos a medida que sube en la cadena alimentaria, un proceso conocido como bioacumulación.

Los peces más grandes y de vida más larga, como el pez espada, el tiburón, el atún y el mero, tienden a tener los niveles más altos de mercurio debido a su longevidad y su dieta carnívora. Por otro lado, especies más pequeñas y de vida más corta, como el salmón, las sardinas y la trucha, generalmente poseen niveles más bajos de este contaminante.

 

Riesgos para la salud

La exposición a niveles elevados de metilmercurio puede tener efectos adversos en la salud, especialmente en mujeres embarazadas, lactantes y niños pequeños. En el feto y en los niños, la neurotoxicidad del mercurio puede influir negativamente en el desarrollo del cerebro y del sistema nervioso. En adultos, la exposición alta puede afectar la función cognitiva, la memoria, la atención, el lenguaje y las habilidades motoras finas. También se ha asociado con mayores riesgos de enfermedades cardiovasculares en personas que consumen habitualmente pescados con alto contenido de mercurio.

 

Este metal pesado, que puede ser particularmente tóxico para los humanos, se acumula en el medio ambiente y entra en la cadena alimenticia principalmente a través de la contaminación industrial

 

Recomendaciones para un consumo seguro

Dada la importancia del pescado en una dieta equilibrada, no se aconseja eliminarlo completamente, sino elegir sabiamente las especies que se consumen:

  1. Preferir peces con bajo contenido de mercurio: Optar por especies como el salmón, la caballa atlántica, las anchoas y la trucha arcoíris.
  2. Limitar el consumo de especies de alto mercurio: Reducir la ingesta de tiburón, pez espada, mero y atún blanco, especialmente mujeres embarazadas y niños.
  3. Variar las especies consumidas: Diversificar el tipo de pescado en la dieta ayuda a minimizar los riesgos de acumulación de mercurio.
  4. Consultar las recomendaciones locales: Estar atento a las advertencias sobre la pesca local, ya que algunas aguas pueden estar más contaminadas.

 

Conclusión

El mercurio en el pescado es un tema de salud pública que no debe ignorarse. Aunque los beneficios nutricionales del pescado son indiscutibles, es crucial ser conscientes de los niveles de mercurio y tomar decisiones informadas sobre los tipos de pescado que consumimos. Adoptando prácticas de consumo responsable, podemos disfrutar de los beneficios del pescado mientras minimizamos los riesgos para nuestra salud y la de nuestras familias.