Es habitual que muchos padres primerizos se dejen caer en el buscador de Google para realizar la siguiente pregunta: ¿cuándo dejará de llorar tanto mi bebé? Y los principales resultados remiten a un estudio antiguo que concluye que el llanto de los bebés alcanza su punto más alto alrededor de las seis semanas, tras lo cual disminuye de forma considerable y se estabiliza en un nivel bajo pasados tres meses. Es lo que se conoce como la curva del llanto. Este modelo fue desarrollado por el pediatra estadounidense T. Berry Brazelton en 1962.
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Un estudio más reciente publicado en la revista especializada Child Development y llevado a cabo por investigadores adscritos a la Universidad Aarhus de Dinamarca concluye que la cuestión podría ser más compleja. En la investigación se analizaron datos de 17 países diferentes y hasta 57 proyectos de investigación independientes en los que se vieron relacionados un total de 7.580 bebés. Según las conclusiones, el llanto sigue siendo una parte importante del desarrollo de muchos bebés después de los seis meses.
El llanto es una de las primeras formas de comunicación que utilizan los bebés para llamar la atención de sus padres. Cuando los padres reaccionan de forma adecuada a las señales del niño, su desarrollo cognitivo y emocional se estimula.
Dos modelos
Lo primero que destacan los médicos es que resulta muy difícil crear un modelo generalizado, ya que hay mucha variación entre los patrones de llanto registrados de los diferentes bebés. En el estudio más reciente, se proponen dos modelos. Uno de ellos muestra que hay picos en la frecuencia del llanto después de cuatro semanas. El otro muestra una frecuencia alta y estable durante las primeras semanas y luego una reducción gradual.
A diferencia del modelo de Brazelton, ninguno de ellos indica una disminución pronunciada. Pero es que además, el país de origen tiene su importancia, según los datos del estudio. Los niños de países no occidentales como India, México y Corea del Sur lloran menos que los niños de países de habla inglesa como Estados Unidos, Gran Bretaña y Canadá.
Lo cierto es que no hay que preocuparse en exceso si tu bebé no se ajusta a los patrones de llanto establecidos basados en el gráfico de la curva del llanto. Llorar es un proceso importante para el desarrollo y, como con otros procesos, cada niño seguirá su propio ritmo. En cualquier caso, ante cualquier preocupación, siempre conviene consultar al pediatra o la matrona para que orienten y valoren cada caso.
Sí que hay que preocuparse cuando el llanto va acompañado de fiebre, falta de apetito o pérdida de peso, letargia o somnolencia o vómitos o diarrea. En estos casos, puede ser indicativo de un problema más grave y es aconsejable acudir al médico.