A la hora de hacer deporte, hay que plantearse objetivos realistas, que significa metas que puedas alcanzar tras poner todo tu empeño y recursos disponibles. Pero, a veces, planteamos algunos imposibles que nos desmotivan y nos hacen abandonar.

Para mantenerte motivado es importante que te plantees objetivos. Pero deben ser objetivos realistas. Ya que si no es realista es probable que no lo alcances y por ende te frustres y abandones.

La motivación es un factor clave para el deporte

Cómo plantear objetivos realistas

¿Está dentro de mis posibilidades físicas?

Si nunca hiciste nada y estás en baja forma y te propones levantar el mismo peso que tu amigo, que lleva 10 más que tu entrenando, puede que, hoy por hoy, quede lejos de tus posibilidades. Si no eres aun capaz de correr 10’, no podemos plantearnos correr un kilómetro en 4’, algo para lo cual se requiere una gran base aeróbica.

Proponerse a corto plazo algo que esté dentro de nuestras posibilidades físicas será clave ya que conseguirlo nos motivará a continuar.

Deporte Principiante
Deporte Principiante

¿Está dentro de mis intereses?

Tu pareja, tu familia, tu entrenador pueden motivarte a conseguir una meta. Pero si esa meta no está dentro de tus intereses, poco importará lo que se vuelquen los demás. El objetivo debe ser fuerte y realmente importante para ti. Debes desearlo.

Dinero que puedas gastar

Si quieres aumentar tu masa muscular notablemente tendrás que invertir dinero en un gimnasio y en una cantidad de comida que hasta ahora puede que no gastases. Y si lo quieres hacer bien, puede que necesites un buen entrenador. ¿Dispongo de ese dinero?

Tiempo de que dispones

Prepararse para un ironman requiere de un gran número de horas de entrenamiento al día y a la semana. Si tienes un trabajo que te lleva estar fuera de casa 12 horas al día, tienes hijos o familia que atender, puede que tu objetivo no sea realista ya que por mucho que quieras, no dispones del tiempo necesario para prepararte para la prueba.

Hazlo medible

“Quiero verme más delgado” vs. “vamos a perder 3 kilos de grasa”. Para verte más definido deberás perder esa grasa que cubre tu masa muscular. Si tan solo expresas que quieres definir sin ningún tipo de medición objetiva, el objetivo quedará en el aire y no conoceremos si verdaderamente estamos progresando o no.

Será mucho mejor establecer una meta como por ejemplo “vamos a perder 2 kilos de grasa para conseguir que esos músculos se vean”. De este modo podremos ir midiendo y viendo si estamos cada vez más cerca del objetivo, algo que no solo nos indicará de forma objetiva si vamos por el camino correcto sino que además nos ayudará a mantenernos motivados.

Organización

Objetivos generales y específicos. Poniendo como ejemplo el caso anterior, para llegar a perder 2 kilos de grasa primero tendremos que perder 500 gramos. Y puede que para perder esos primeros 500 gramos primero tengamos hacer en primer lugar un trabajo de fuerza con el que ganar algo de masa muscular y así aumentar nuestro metabolismo.

Establecer metas específicas será clave para llegar al objetivo final. Si necesitas correr un kilómetro en 4’ para unas pruebas físicas y no eres capaz de recorrer 250 metros en 1’, es decir en tiempo de referencia, probablemente necesites comenzar proponiéndote como objetivo recorrer esos 250 en ese minuto.